El desafío es decir nuestras palabras
La aceptación, la no interpelación a los acontecimientos presentados a través de los medios de comunicación como verdad divina (de la mitad que fuere, del lado que fuere), incuestionable es ser partícipe voluntario de una "Educación bancaria". Éste concepto propuesto por Paulo Freire hace referencia "al educando como sujeto pasivo ignorante que ha de memorizar y repetir los contenidos que se le inculcan por el educador, poseedor de verdades únicas e inamovibles".
Por Florencia Álvarez. La guerra discursiva implantada hace ya largos años en Argentina, provoca un apasionamiento (respetable y apreciable). No sólo los ciudadanos se suben a este tren de sentimientos e interés, sino también los tan poderosos «mass media», desenfocándose de su labor objetiva para «crear», desde su prestigioso lugar, realidades. Contrainfo.com
Los noticiosos vuelcan sobre la audiencia su bien estudiada re-presentación (RE-PRESENTACIÓN) de los hechos. Vacían en sus canales toda su verdad a un público fiel y pasivo. La mitad de un lado acata e interioriza los datos sin dudar, la mitad del otro lado (¿izquierdo o derecho?, en fin), también.
La conmoción a la que se ha llegado logró resguardar sólo un mínimo lugar a la reflexión compleja, consciente y crítica. Ya veremos.
La aceptación, la no interpelación a los acontecimientos presentados a través de los medios de comunicación como verdad divina (de la mitad que fuere, del lado que fuere), incuestionable es ser partícipe voluntario de una «Educación bancaria». Éste concepto propuesto por Paulo Freire hace referencia «al educando como sujeto pasivo ignorante que ha de memorizar y repetir los contenidos que se le inculcan por el educador, poseedor de verdades únicas e inamovibles». Aquí estamos o hacia aquí vamos.
«La conmoción a la que se ha llegado logró resguardar sólo un mínimo lugar a la reflexión compleja, consciente y crítica.»
El pensamiento «freidiano» es reconocido por impulsarnos a pensar la educación como liberación.
La educación es el instrumento y el camino para la liberación. La educación ya no limitada a las 4 paredes del aula y su carga horaria, la educación como forma de adquirir y procesar información continua.
El primer paso para encaminarnos a la liberación es alejarnos del pensamiento de la práctica convencional; alejarnos, ampliarlo y repensarlo. El escenario soy yo, individuo vivo 24 hs. al día. Yo como audiencia objetiva, yo como receptor casual, yo como ciudadano con relaciones interpersonales con otros ciudadanos con sus subjetividades diversas.
«La educación es el instrumento y el camino para la liberación.El primer paso para encaminarnos a la liberación es alejarnos del pensamiento de la práctica convencional.»
En la educación liberadora, no hay un sujeto educador (como único rol) ni un educado, así como tampoco nadie se educa (completamente) a sí mismo. Las personas se educan en relación, mediatizadas por la realidad compleja objetiva y transmitida por subjetividades.
La dicotomía rígida «maestro-alumno» (adaptable a cualquier contexto) se rompe. El educador educa y es educado a través del diálogo. Sí, el educador es educado, el educando enseña, la relación es fructífera para ambos. Entender, y ser conscientes del valor de este proceso dialógico es la clave para acercarnos a la liberación.
Ahora, ¿liberación de qué? Liberación del estado de ceguera/pasividad al que nos moldean. El objetivo es concienciación de la condición social del individuo y la permanente necesidad (interior y real) de transformación de la realidad, con vistas a una permanente humanización de los hombres.
Lo que se propone es superar la doxa para introducirnos en el logos. El desafío en esta convulsionada realidad es que cada uno descubra su propia realidad, haga autoconstrucción de la misma y sea partícipe activo, directo y real de las acciones.
Sería conveniente y benéfico no re-accionar a los datos difundidos. Sino procurar alcanzar un bagaje heterogéneo (fundamental), sumarle a éste el aprendizaje devenido de la relación sensible con el entorno, y finalmente someternos a un pensamiento complejo, consciente y por sobre todas las cosas, propio.
En el medio de esta guerra discursiva-comunicacional, la práctica de la educación liberadora nos hará más libre, y nos acercará a nuestra realidad.
«Decir la palabra verdadera es transformar al mundo». Y la palabra verdadera, es verdadera, porque es nuestra, nos es propia, nace de nuestra reflexión crítica.
flopiiiii…no has podido someterte al pensamiento complejo? utiliza el heterogéneo sentido común de tu entorno, relacionándolo sensiblemente…quizás «descubras» la realidad y puedas apropiarte de ella, aún en medio de esa guerra discursiva que no (te) deja autoconstruirte interior (ideal?) ni real….mente…cada vez más respeto a la señorita Dorita, de 1° inferior, año 1967