Graffiti: Cuando los muros gritan

El fin que se busca con el graffiti es producir un sentido en quienes lo aprecien. La desaprobación y el juicio moral que se le adjudica, provienen de la clandestinidad con la que se elabora la firma; para otros constituyen mensajes perfectamente descifrables que le proveen a un grupo o individuo una identidad junto a un sentido de pertenencia, al reconocerse la procedencia de la firma, pero también al reconocerse el espacio en donde se imprime la firma, ya sean espacios de socialización como el lugar donde se vive o espacios ajenos menos accesibles, cuya firma implique una proeza.

Graffiti de una niña cacheando a un soldado

Por Saúl Martínez. Graffiti: Cuando los muros gritan. Graffiti: La pared es el mensaje. – La población juvenil comenzó a tener una presencia importante en las ciudades modernas desde el periodo inmediato a la Segunda Guerra Mundial a través de movimientos de protesta que surgieron durante la década de los sesenta.

“Cuando la asamblea nacional se convierte en un teatro burgués, todos los teatros burgueses deben convertirse en asambleas nacionales” – Mayo francés.

Al término del conflicto armado se suscitó un cambio en la vida de las sociedades occidentales visto en varias aristas de la movilidad social; desde lo económico hasta lo cultural el cambio que experimentó la sociedad a la par del cambio tecnológico propició el auge de diversas expresiones culturales.

El graffiti contemporáneo es una expresión que tiene en sí misma una dualidad que se manifiesta en la pared, lugar por excelencia donde se presenta y toma forma. El graffiti se constituye como una creación visual que transgrede el orden establecido, al tiempo que deja en el anonimato a su autor frente a los posibles observadores, posibilitando con ello un rango más amplio en el contenido de sus mensajes los cuales, en ocasiones, percibe únicamente un sector de la población.

GraffittiLa palabra graffiti tiene su origen en la palabra griega graphein que significa escribir. La práctica de poner mensajes escritos en las paredes se remonta a la época romana de la cual se tienen vestigios; en la ruínas de Pompeya se encontraron inscripciones en las paredes cuyos mensajes tienen un contenido político, declaraciones amorosas e insultos. En Egipto, se encontraron inscripciones en las paredes de Tebas cuyo mensaje iba dirigido al Faraón Akenatón (1353-1336 a.C.) por cambios políticos-religiosos hechos en su reinado. Dejar mensajes en las paredes es una actividad que el hombre realiza desde la prehistoria, las pinturas rupestres encontradas en diferentes cavernas del mundo, que retratan parte de las actividades hechas por las primeras organizaciones sociales, dan cuenta de la necesidad de comunicación que tiene el hombre como ser social.

Max Weber dentro de su estudio sociológico hace la distinción entre lo que él denominó acción social y conducta(1) [1]. La conducta es vista como la respuesta refleja a un estimulo, en un sentido natural si se le quiere ver así; la acción por otra parte, siempre estará cargada de racionalidad en el sujeto que ejecuta la acción. Dentro de la acción estará intrínseco el sentido que los sujetos buscan darle a la acción; en la interacción el sentido será interpretado por los demás sujetos que la presencien, lo que permite entablar una comunicación.

La acción social deviene de una estructura de valores a partir de los cuales el sujeto puede crear una conciencia individual(2) [2]; la acción social estará supeditada a la acción de un sujeto o grupo, las cuales pueden estar encaminadas hacia futuro o en un tiempo presente. Es así que el proceder de un sujeto no será independiente del entorno social en el que se desenvuelve, sino responderá a acciones hechas por grupos o individuos dentro de lo socialmente consensuado.

Dentro del concepto, Weber elabora cuatro categorías donde ubica la acción social, de las cuales se tomará las primeras dos que son acción con arreglo a fines y acción con arreglo a valores. En la primera el elemento racional dicta el cálculo de los medios para llegar a un fin, que implica la observación de posibles consecuencias así como la valoración de resultados. La acción con arreglo a valores está orientada a la consecución de resultados presentes en el ideal al cual se oriento primeramente la acción.

El graffiti se puede analizar a la luz de estas dos categorías, en tanto que constituyen elementos sociales que motivan y son motivados para la acción social, cuya característica principal es que la misma es retomada como representación de sociedades juveniles. Son organizaciones y grupos de jóvenes quienes usan el graffiti como medio de expresión contra cultural pictórica, la cual se presenta en espacios abiertos a la vista de todos los que transitan por dicho espacio.

Graffitti: "para los que dicen que no es arte"

Graffitti: «para los que dicen que no es arte»

El graffiti nace en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX, mostrándose como un elemento cultural propio de las minorías étnicas afroamericanas y caribeñas presentes en Nueva York; los primeros jóvenes en usar el graffiti en ese país se agruparon en bandas, crews de graffiteros y colectivos de rapers o break dance.(3) [3] En este contexto junto a este sector social es que nace esta corriente –artística para muchos—contracultural, en la que los jóvenes pintan mensajes en la pared ilegibles para el resto de la población, como una forma de protesta en contra del racismo ejercido entre grupos étnicos y del abuso de autoridades como los cuerpos policiacos.

En países de América Latina y Europa las pintas de paredes fueron elementos con tintes políticos que usaron grupos estudiantiles en diferentes protestas civiles cuyos casos más emblemáticos los encontramos en el denominado mayo francés, y en el movimiento estudiantil mexicano de 68. En este último las pintas tenían consignas dirigidas a funcionarios tanto del Gobierno Federal, como del Departamento del Distrito Federal, que acompañaban diversas demandas civiles; las pintas adquirieron mayor relevancia cuando fueron puestas en edificios públicos, con un simbolismo nacional importante, como en las paredes de Palacio Nacional.(4) [4]

En el movimiento estudiantil del denominado mayo francés, en 1968, los mensajes en las paredes de París tenían un contenido político y social que enarbolaron los jóvenes involucrados en este movimiento. En las calles de la ciudad se leían inscripciones como:

“¡Viva la comunicación, abajo la telecomunicación!”, “Dios: sospecho que eres de izquierda”, “La acción no debe ser una reacción sino una creación”, “Cuando la asamblea nacional se convierte en un teatro burgués, todos los teatros burgueses deben convertirse en asambleas nacionales”, “No es una revolución majestad, es una mutación”, “Prohibido prohibir. La libertad comienza por una prohibición”, “Cambiar la vida. Transformar la sociedad”, “Contempla tu trabajo: la nada y la tortura forman parte de él”, “El arte ha muerto. Liberemos nuestra vida cotidiana”.(5) [5]

El fuerte contenido de crítica política y social que se percibe en la protesta se hace visible en los ejemplos de las pintas retomados.

En México meses después del movimiento francés, el movimiento estudiantil de 1968 se conformó para protestar por los excesos en el uso de la fuerza de las autoridades gubernamentales. Durante el conflicto los mensajes entre las dos partes se sucedían desde los medios de comunicación masiva, de forma oficial, y en las calles de la ciudad. Una de las pintas recordadas respondía a un mensaje emitido por el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz en su IV Informe de gobierno en el que textualmente dijo:

Dios te quiere: trabaja y consume

Dios te quiere: trabaja y consume

“Una mano está tendida, los mexicanos dirán si esa mano se queda tendida en el aire”; la respuesta estudiantil a través de un pinta versaba lo siguiente: “Que le hagan la prueba de parafina a la mano tendida”.

Una ecuación pintada en la pared de palacio nacional con las siglas del nombre del Presidente, decía lo siguiente: “GDO=DOG”,(6) [6] consignas que se hacían evidentes para los habitantes de la ciudad de México, que mostraban el descontento estudiantil generalizado.

En la ciudad de México y en otras ciudades del país, desde décadas anteriores a 1980, pero principalmente en esta última, comenzaron a surgir grupos juveniles con gran presencia, sobre todo en colonias o asentamientos urbanos cuyas condiciones de vida eran precarias. Estos grupos diferenciados, hacían uso de la pinta o el placazo para marcar y diferenciar su territorio, a la vez que con el uso de pseudónimos se buscaba hacer notoria la presencia del líder de la banda y también de los integrantes.

En el caso de México, el graffiti como se conoce hoy, tomó su forma a partir de los noventa que fue la década en que los primeros ensayos eran únicamente firmas y bombas sin que existiera una diversidad de estilos. En el Distrito Federal las primeras manifestaciones se dieron en colonias como Iztapalapa, Constitución, Coyuya, así como en la periferia de la ciudad en donde surgieron agrupaciones de taggers.(7) [7]

En sus primeros momentos el graffiti surge como un medio que les permite a los jóvenes experimentar situaciones de riesgo, pues las firmas se hacían en espacios que constituían un reto al tiempo que daban prestigio por la vigilancia que en dichos espacios había. Tania Cruz menciona que es a partir de 1994 que el graffiti como tal, toma una posición política en el país; el suceso que se enlaza con ello es el surgimiento del movimiento zapatista en Chiapas.

Grupos de grafiteros se inclinaron a apoyar el movimiento surgido en Chiapas y a sus ideales; el propósito de algunos fue hacer pintas que contribuyeran a crear una conciencia sobre la situación económica, cultural y social, a través de la privatización de espacios por medio del graffiti acompañado de la creación de murales, cuyos mensajes versaban sobre el rechazo al racismo cultural, la desigualdad, la pobreza, violencia en contra de la mujer, fueron los temas más importantes que abordaron grupos e individuos.

El fin que se busca con el graffiti es producir un sentido en quienes lo aprecien. 

Iván Abreu Sojo distingue dos vertientes en las que se fundamenta la práctica del graffiti: como expresión de sentimientos y emociones, y como expresión de la opinión pública, de protesta e inconformidad por medio de lo visual.(8) [8] En ambas está presente la idea de transgresión del espacio público, privatizándolo a través de la imagen-firma que adjudica la obra a un sujeto o sujetos, reclamando el uso del espacio como propio para hacer llegar un mensaje específico a la mayor cantidad de individuos

El graffiti entendido como acción social según la concepción weberiana, se puede ver como una acción con arreglo a fines en el sentido de que los actores sociales tienen en claro los medios que usarán para hacer llegar su mensaje; la cantidad de observadores irá en relación al lugar que se elige para establecer la comunicación visual, es decir, la ubicación de la pared, o el vehículo que se graffitea, como el caso del metro, determinará el grado de contacto que tenga el writer(9) [9] con su público, frecuentemente involuntario.

El fin que se busca con el graffiti es producir un sentido en quienes lo aprecien. La desaprobación y el juicio moral que se le adjudica, provienen de la clandestinidad con la que se elabora la firma; para otros constituyen mensajes perfectamente descifrables que le proveen a un grupo o individuo una identidad junto a un sentido de pertenencia, al reconocerse la procedencia de la firma, pero también al reconocerse el espacio en donde se imprime la firma, ya sean espacios de socialización como el lugar donde se vive o espacios ajenos menos accesibles, cuya firma implique una proeza.

Para algunos esta expresión pictórica contemporánea, por la belleza y el grado de dificultad que implican los trazos, junto a la técnica de los writters constituye una obra de arte de carácter popular. En ella se conjugan diferentes factores que le dan su peculiaridad; visto como movimiento cultural en él perviven “lo vandálico y lo constructivo, lo legal y lo ilegal, lo individual y lo colectivo, y hasta lo marginal y lo central”(10) [10], el cual se puede analizar como acción con arreglo a valores, pues no solamente se busca comunicar un mensaje bien definido, sino también innovar constantemente estilos y técnicas, que se plasman en lugares públicos con autorización o sin ella.

Como acción social, el graffiti deviene de condicionamientos económicos y culturales, sin los cuales no se hubiera gestado; es una respuesta a los excesos de la modernidad expresada en las urbes, que en la segunda mitad del siglo pasado, en occidente, fueron focos de desigualdad social, de marginación, de racismo, las que enfrentaron grupos juveniles usando las herramientas que tenían a su disposición. La apropiación-reproducción que se da de este mismo fenómeno en diversos países se debe al carácter global del movimiento y a los condicionamientos semejantes al interior de las ciudades; una juventud desencantada de los progresos enarbolados por el razonamiento humano, a la par de sus visibles consecuencias, propició que las generaciones juveniles elaboraran mecanismos contraculturales para manifestar su desacuerdo ante tal situación generalizada, frecuentemente rechazada o minimizada por autoridades gubernamentales y sociedad, en este sentido, adulta.

El graffiti es la expresión visual de la rebelión contra lo socialmente establecido, presente en las pintas callejeras, calificadas como vandálicas. La escritura alterada, sin las reglas ortográficas aceptadas muestra en los mensajes frases irónicas, satíricas, slogan políticos o publicitarios a los cuales cambian el sentido verbal o adjetival, burlas, en ocasiones palabras de grafía poco entendible para muchos, las que pueden dirigirse a diferenciados actores sociales. Es la manera en que los grupos juveniles ejercen su poder de acción sobre una organización social que los excluye de los procesos productivos, de los ámbitos académicos, orillándolos a la marginación; es un mecanismo de interpelación al poder. [xi] [11]

El graffiti en el marco de la acción social, nace de la violencia que los jóvenes internalizan en los procesos de socialización en el que crecen; como práctica social, la acción de pintar y rayar paredes de forma clandestina, es una forma de violentar el orden en los espacios de los cuales son excluidos. No es casualidad que los edificios más asediados sean escuelas públicas, estaciones de policía, edificios oficiales estatales, bancos, espacios de la propiedad privada, pues es una forma de responder, de externalizar el descontento con la situación del entorno de una manera visible.

Como protesta con carácter político, se efectúa en el momento que los espacios son abordados para hacer una denuncia social, una crítica a las instituciones del Estado, pero además pretende difundirse entre la población para crear una conciencia ciudadana sobre un problema en particular. Combinando el arte, con la sátira, la apropiación del espacio con ese fin, es usado por movimientos sociales de gran importancia en el pasado y en la actualidad; la apropiación de las paredes para expresarse es una forma de comunicación alternativa ante el monopolio de otros medios existentes como los audiovisuales.

Más allá de la sola denuncia, la apropiación de paredes y espacios abiertos busca una cohesión social a nivel más focalizado entre sus integrantes para identificarse entre ellos y frente a los demás grupos.

A falta de espacios que permitan el desarrollo de grupos de jóvenes, estos han tomado la iniciativa de apropiárselos, no por una necesidad en primera instancia de crear una corriente contracultural, sino por necesidades de integración social. El graffiti puede desarrollar la misma función de integración que tendría la música u otros elementos culturales, pues se desarrolla en los tiempos y espacios de ocio que los jóvenes adoptaron para llevar a cabo su actividad cotidiana, que también son usados para transmitir otro tipo de información socio-política, los que coadyuva a construir identidades grupales en una cotidianeidad, o en coyunturas políticas importantes, cuyos elementos se expresan en fenómenos como el graffiti.

El graffiti expresa diferentes tipos de mensajes y no necesariamente está inserto en una connotación política o de denuncia social. También sentimientos y emociones se expresan a través de su práctica; relaciones afectivas entre individuos figuran como placazos en paredes de particulares o de instituciones públicas con el único objetivo de externar sentimientos, frases que enarbolan a un grupo en particular como el mejor de todos los que los rodean, con o sin el uso de palabras altisonantes, mensajes que figuran en el barrio propio, o más osadamente en territorio del contrincante; herramientas que contribuyen a crear una unidad grupal perfectamente identificable.

Esta práctica juvenil que se asocia la mayoría de las veces, sin ser necesariamente cierto, al vandalismo, evolucionó y ahora es notoria no sólo en paredes sino en artículos como mochilas, en la pinta del cuerpo, en la pinta de objetos como sillas, bancas escolares, etc., elementos con los cuales el autor del mensaje tiene mayor amplitud en la comunicación con los observadores, pero al mismo tiempo haciendo esa comunicación más singular, por el tamaño de los espacios en donde se puede ejecutar.

El graffiti que surge como una forma de protesta social, se convirtió en una expresión artística que refleja el medio ambiente social en el que surge; no es abstracto, se funda en un realidad concreta que los sujetos internalizan y expresan para cuestionar esa misma realidad en la cual son socializados, pero que también les es impuesta por este devenir de la modernidad con todas sus contradicciones.

La acción social vista en el graffiti está orientada no sólo como respuesta sino también como precursora de otros tipos de acción social o que se vinculan entre sí como la música, el baile, la vestimenta, elementos culturales que nacen, se crean y recrean dentro de la realidad urbana occidental que permite y pone las condiciones necesarias para que este tipo de fenómenos sociales se propicien, de manera específica en la organización social imperante hoy.

Fuente: Justa

Notas:

(1) [12] Claudia L. Perlo, “Aportes del interaccionismo simbólico a las teorías de la organización”, en Invenio, junio año/vol. 9, número 016, Universidad del Centro Educativo Latinoamericano. Rosario, Argentina, 2006. pp. 93

(2) [12] Diosey Ramón Lugo Marín, “Reflexión teórica sobre la validez de los preceptos de acción social de Max Weber para el análisis del campesinado actual”, artículo web consultado en la dirección electrónica: http://redalyc.uaemex.mx/pdf/317/31780202.pdf [13], consultado el 10-07-2012

(3) [12] Para mayor referencia contultar: Tania Cruz Salazar, “Instantáneas sobre el graffiti mexicano: historias, voces y experiencias juveniles” en Última Década, núm. 29, diciembre 2008, Centros de Estudios Sociales CIDPA. Villa del Mar, Chile.

(4) [12] Para mayor referencia al tema se recomienda Elena Poniatowska, La noche de Tlatelolco, Era. México, 1998

(5) [12] Tomados de la dirección electrónica: http://www.dim.uchile.cl/~anmoreir/ideas/graffiti.html [14], el día 16-07-2012

(6) [12] Tomado del video en línea https://www.youtube.com/watch?v=CdcxopBaM3A

(7) [12] Tania Cruz, ob. cit. pp 146

(8) [12] Iván Abreu Sojo, “El graffiti en la república venezolana. Estudio del graffiti sobre asuntos públicos”, en Revista Latina de Comunicación Social, abril-junio, vol. 6, número 055, Laboratorio de Tecnologías de la Información y Nuevos análisis de Comunicación Social. Canarias, España, 2003. pp. 2

(9) [12] Esta palabra se utiliza para describir al autor del graffiti.

https-//www.youtube.com/#29FBF2 [15]

(10) [12] Lilian Paola Ovalle, “Muros. Códigos restringidos”, en Culturales, vol. 1, núm. 2, julio-diciembre, 2005, Universidad Autónoma de Baja California. México. pp. 143

(11) [12]Erika Araiza Díaz, Roberto Martínez, Francisco Lugo, “La arqueología del presente y el graffiti incidental en Ciudad Universitaria”, en Alteridades, vol. 18, núm. 36, julio-diciembre, 2008, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa. Distrito Federal, México. pp. 160

Tags: , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Compartir:

GoogleRSS

Una respuesta en Graffiti: Cuando los muros gritan

  1. EDGAR 15 julio, 2014 en 11:10 am

    Saludos

    Tengo una casa en texcoco en una esquina, con una pared relativamente grande

    Debido a que esta se encuantra con pintajos y tonterías,
    Me interesa que un grupo de jóvenes realice un grafiti con una escena padre, INTERESADOS

    por favor contactarme a mi e-mail [email protected]

    Un imagen tipo bosque y hombre lobo seria agradable.

    gracias

    Responder

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.