¿Por qué Fernández demora la licitación del Canal Magdalena?
Dijo Mariano Moreno: "Toda nación que deja hacer por otras una navegación que podría emprender ella misma, disminuye sus fuerzas reales y relativas en favor de sus rivales”. ¿Cómo es posible que debamos recordárselo al presidente Alberto Fernández?.
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Inexplicablemente el presidente argentino, recién después de tres años, parece dispuesto a activar el proyecto del Canal Magdalena, hoy uno de los símbolos más fuertes de recuperación de la soberanía ultrajada.
Por Mempo Giardinelli. El río sin medidas. El gobierno del Paraguay decidió sumar, oficialmente, el concurso de militares norteamericanos a lo que también ellos llaman «Hidrovía». Se sigue demorando la ejecución y puesta en servicio del Canal Magdalena, obra ya imperativa que tendrá extraordinaria importancia para la Provincia de Buenos Aires que gobierna Axel Kicillof, y cuyo llamado a licitación es resistido por el sector agroexportador. – Página 12
Si la Soberanía Nacional es siempre asunto complejo, la última semana se agregó algo más: el gobierno del Paraguay decidió sumar, oficialmente, el concurso de militares norteamericanos a lo que también ellos llaman «Hidrovía» (1).
Así, la elaboración de un plan maestro para navegación del río Paraguay (que desemboca en el Paraná en la chaqueña Isla del Cerrito, a la que todos los estudios y análisis llaman «punto de confluencia») se hará con «apoyo técnico del cuerpo de ingenieros militares de los Estados Unidos».
Esto se veía venir desde hace mucho, si bien hasta ahora todo lo relacionado con la continuidad hídrica Paraná-Paraguay dependía más bien de las indecisiones argentinas respecto del control y gestión del río y la puesta en marcha del Canal Magdalena. Lo que podría desembocar en otra maliciosa tanda de licitaciones como desde hace 30 años.
Eso explicaría, por cierto, la presencia reciente de la poderosa empresa holandesa de dragado Boskalis, (ya mencionada en esta columna hace dos semanas) que estaría poniendo en marcha un lobby para dominar el negocio y con la pretensión de coordinar dragados, puertos y agroexportadoras.
Todo esto sigue demorando la ejecución y puesta en servicio del Canal Magdalena, obra ya imperativa que tendrá extraordinaria importancia para la provincia que gobierna Axel Kicillof, y cuyo llamado a licitación es resistido por el sector agroexportador.
Así las cosas, la presencia norteamericana en los 542 kilómetros de río bajo soberanía paraguaya ahora también entraría a tallar. Acaso por eso a estas horas en Asunción es vox pópuli que Paraguay y Estados Unidos suman ingenieros militares en la construcción del tramo paraguayo de la llamada «hidrovía».
El río Paraguay nace en la región brasileña de Mato Grosso do Sul, de donde baja cruzando el llamado Gran Pantanal, luego hace parte de la frontera de Brasil con Bolivia, y al cabo ingresa en territorio paraguayo de Norte a Sur y bajo exclusiva soberanía del gobierno de Asunción. Por donde también pasa antes de hacer frontera entre Argentina y Paraguay desde que recibe por la margen derecha a uno de sus grandes afluentes: el río Pilcomayo, que se constituye en frontera norte de la República Argentina.
Desde allí baña las costas de la provincia de Formosa hasta que se encuentra con el torrentoso río Bermejo que viene del Norte salteño y que a lo largo de 1000 kilómetros y con fuerza fabulosa recibe al Paraguay y desemboca sobre la margen derecha del Paraná en la chaqueña Isla del Cerrito, frente a la correntina Paso de la Patria.
Ése es el punto llamado «de confluencia», desde el cual y por 1238 kilómetros el río Paraná es de exclusiva soberanía argentina aunque irregular desde que hace unos 30 años y por cipaya decisión del entonces presidente Carlos Menem el río fue de hecho privatizado. Y hoy es, junto con el Canal Magdalena, el mejor recurso de liberación de deuda que tiene la Argentina, infelizmente taponado.
El reciente acuerdo asunceño lleva las firmas del canciller guaraní Julio Arriola y del embajador norteamericano Marc Ostfield. El memorándum de entendimiento se basaría en un plan maestro para la navegabilidad del río Paraguay en base a estudios diseñados y ejecutados por el cuerpo de ingenieros de los Estados Unidos.
En ese contexto, el Paraná de jurisdicción argentina que nace en la mencionada Isla del Cerrito, desde allí se llama «Alto Paraná», deja de ser binacional y desemboca en el Río de la Plata. Por todo lo cual y mucho más es infame que hoy esté completamente concesionado a empresas extranjeras.
En su libro «La Argentina sangra por las barrancas del Río Paraná», uno de los mejores conocedores del río, el rosarino Luciano Orellano, lo describe como «un río de agua dulce, navegable los 365 días del año, y de gran calado, lo que permite penetrar al corazón de América del Sur». En total recorre 4.880 kilómetros, con lo que es el 5º río más caudaloso y el 6º más largo del mundo.
Lo que verdaderamente está en los planes de Washington, obvio, no se conoce, pero sí se ha dicho en Asunción que no vienen a instalar estrictamente una base militar sino «un destacamento en el que se alojarían los soldados estadounidenses en las inmediaciones de la Hidrovía». Claro que todas son suposiciones, pero importa subrayar que el anuncio se produce justo un mes antes de las elecciones presidenciales paraguayas, que según informes periodísticos locales hoy estaría encabezando alguna candidatura de izquierda.
Las confusiones en esta materia, como siempre en política, son innumerables y acaso ninguna casual. Por eso, también, nada de lo que atañe al Canal Magdalena garantiza hoy que la obra se concrete. Todo lo que se sabe al cierre de esta nota es que:
1) Se dice que «se licitará la obra de apertura, y cuando ésta comience, será el turno del balizamiento. La selección del contratista para el mantenimiento del canal quedará para el próximo gobierno».
2) La obra que se llevará a cabo es la acordada con Uruguay en el seno de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP). «No nos podemos mover un milímetro de este parámetro», señaló Hernán Orduna, vicepresidente del Ente Nacional de Control y Gestión de la Vía Navegable (Ecovina).
3) Orduna recordó, además, que en su momento Uruguay pidió 45 estudios sobre la traza navegable, los que fueron cumplimentados en su totalidad, por lo que «la tarea antes de licitar la obra ya está realizada».
4) También informó que en una primera etapa se licitará la obra de apertura, y cuando ésta comience, será el turno del balizamiento.
5) El tiempo estimado de obra será de 21 meses, aunque las experiencias de trabajos anteriores de dragado muestran que podría ser mucho menor.
6) El Canal Magdalena además de ser la vía natural de acceso hacia y desde el Río de la Plata, cuenta con ventajas técnicas que permitirán que grandes buques ingresen al río o salgan al Atlántico con mucho mayor seguridad y mejor conexión.
7) El Canal permitirá que todos los puertos bonaerenses se desarrollen asegurando una mayor y mejor conectividad para abastecer a los buques y asegurarán el fuerte desarrollo económico de zonas cercanas a Punta Indio, General Lavalle y otras.
8) Es una afirmación fundamental de Soberanía, porque asegurará una conexión entre el litoral fluvial y marítimo hasta la Antártida como hoy no se tiene.
9) Los beneficios económicos, logísticos y geopolíticos del Canal multiplicarán la generación de riqueza en la Provincia al integrar áreas geográficas, mejorar la distribución del ingreso y generar puestos de trabajo.
10) Además la obra se pagará sola desde su inicio, y las empresas nacionales con dragas de bandera argentina tendrán un colosal efecto multiplicador.
11) Una vez operativo el Canal, de inmediato se abaratarán fletes, se navegará de forma más segura y se acortarán los tiempos de navegación. Y todas las obras se harán con mano de obra argentina igual que todos los servicios a buques.
12) También el canal mejorará los tiempos de navegación, la fluidez del tráfico y el valor real de los fletes.
Todo esto se sabe, aunque nada garantiza que la obra se haga realmente, ni cuándo ni con qué administración. La soberanía, pues, seguirá esperando y no debe descartarse que el pueblo argentino pueda ser estafado una vez más.
Tal la importancia decisiva que tiene este río para la soberanía de la Argentina.
(1) Alberto y el canal de nunca acabar
Por Mempo Giardinelli. Si bien el discurso presidencial del 1º de marzo ha sido analizado con agudeza por colegas de este diario, esta columna considera que aún queda por tratar un tema fundamental: que no sólo no se afirmó la soberanía argentina sobre el Río Paraná y el Canal Magdalena, sino que la negación continúa y eso es gravísimo porque delata el inminente y definitivo retroceso argentino en los mares del mundo. Materia en la que ha sido pésimamente aconsejado, una vez más, el Presidente Fernández, cuyo discurso en este punto fue por lo menos incierto y confuso.
Para que no se piense erróneamente, y en especial para ilustrar al Presidente acerca de lo que sus propios no le informan con veracidad, esta columna quiere explicar –como a toda la lectoría de este diario– la verdad sobre el Canal Magdalena, siguiendo el extraordinario trabajo que hace casi una década realizó un respetado marino, el Capitán de navío Oscar M. Arce, (RECTIFICACION DEL CANAL MAGDALENA. OSCAR M. ARCE) quien además de ser veterano de Malvinas demostró algo que sólo los expertos conocen: que los monopolios enquistados en el puerto dizque federal de Buenos Aires (que de federal no tiene nada) necesitan que sea de sólo 34 pies de profundidad (unos 10 metros) para así garantizar que no compita con Montevideo, donde las grandes transnacionales y fondos buitres ya se aseguraron concesiones de 80 años.
Es por eso que aquí el cipayaje sabotea el Canal Magdalena y ni considera que la Argentina tenga un puerto verdaderamente federal y soberano con la misma profundidad de 14 metros que tiene el de Montevideo, y aún más, como es factible en nuestras costas.
Tres expertos consultados coincidieron en que es por eso, además, que las presiones extranjeras «defienden a muerte el Canal del Indio, que es el cordón umbilical de la dependencia colonial de la Argentina». Porque perfectamente y a conveniencia del pueblo de nuestras 23 provincias se podría con toda urgencia disponer de un puerto soberano y profundo de 14 metros o más, vinculado al Canal Magdalena». Y cuya conveniencia es obvia si se recuerda que el 85% de la carga saliente en el Río de la Plata es argentina. «Esa es la razón por la cual se defiende al puerto de Buenos Aires –reflexiona el ingeniero Horacio Tettamanti–: porque geológicamente nunca podrá tener 14 metros de profundidad. Como en cambio sí pueden tenerlo, y aún más de 14, el Canal Magdalena y un puerto soberano argentino en el estuario del Plata».
Esta información se basa en el trabajo de la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) que fuera realizado en 2013/14 bajo la coordinación del entonces canciller Héctor Timerman y el propio Tettamanti, entonces Secretario de Puertos. Allí se acreditaba que todos los trabajos ya habían sido realizados. Por eso hoy en todos los ámbitos soberanístas se observa y condena la insistencia de la AGP en disponer nuevos estudios y proyectos innecesarios, cada cierto tiempo y, «casualmente», cada vez que está todo dispuesto para iniciar las obras del Canal Magdalena.
En esos casos, una y otra vez, la AGP y otros organismos públicos y privados ponen obstáculos uno tras otro y/o impulsan «nuevos estudios».
Así consiguen demorar y poner en riesgo la obra. Y es en este sentido que deben entenderse las condenas al decreto 949/20, cuestionado desde todos los ámbitos soberanistas. En primer lugar porque «casualmente» fue firmado el día en que murió Diego Maradona y publicado en el Boletín Oficial el día de su sepelio. Casi ningún argentino lo advirtió.
Pero aparte de ser una de las claudicaciones geopolíticas más horribles de la historia argentina, su redacción y el oscuro castellano en que está escrito, más alguna confusión geográfica, permiten sospechar que ese decreto quizás ni fue redactado en la Argentina. Lo que no sería de extrañar porque de hecho delata la claudicación del gobierno de Macri al aceptar la profundización del canal de Montevideo y el descarte del Magdalena.
Si el Río de La Plata es, inconfundiblemente, una clave estratégica de la Soberanía Argentina, está claro que todo el país depende de sus aguas, e incluso las provincias patagónicas si no se hace el Magdalena.
Parece obvio que Alberto Fernández habría sido asesorado pésimamente, ya que en su discurso admitió, erróneamente, una supuesta y engañosa falta de estudios técnicos. Los que en realidad y desde hace mucho son innecesarios y extemporáneos ya que, por inoportunos y rebuscados, resultan vulgares artimañas para detener la obra, que ya tiene incluso presupuesto acordado. Pero así han logrado ya que la parte uruguaya empiece a decir que «quizás debería repetirse la aprobación». El típico cuento de la buena pipa.
Es importante apuntar también que los supuestos «nuevos estudios» carecen de seriedad, porque ya han sido reiteradamente sometidos a debate público. Y aún de repetirse, el desafío técnico a futuro bien podría incluir también a la mismísima Bolsa de Comercio de Rosario, que hoy es la dueña de hecho del Río Paraná. Todos los técnicos consultados aconsejan, incluso, ese debate público con la Bolsa, sus asesores y sus mentimedios. «No hay otra manera de desenmascararlos para siempre, y para que el Magdalena sea una realidad imperativa», se entusiasma Tettamanti en abierto desafío a la BCR vía Facebook.
El trabajo realizado en 2014 en la CARP por aquel equipo de técnicos nacionales coordinado por Timerman, ya acreditaba que todos los trabajos habían sido cumplidos. Pero ese documento empezó a ser sutilmente negado, en particular los últimos dos años, cuando se hizo sistemática la insistencia de la AGP para hacer nuevos estudios y proyectos, que pusieron en el actual riesgo a la obra y los cuales, innecesarios e inconvenientes, llevaron a que ahora la parte uruguaya pueda pedir que se repita la aprobación.
Todo esto condujo a los graves errores del Presidente en su intento de explicar el Magdalena. En primer lugar lo vinculó solamente a la Provincia de Buenos Aires, sin entender que es un canal vital para toda la Argentina y fundamental para la Patagonia, la Antártida, las Islas Malvinas y el Atlántico Sur. Por lo que cualquier achicamiento del Magdalena será nefasto si depende del Puerto de Montevideo que es el proyecto y objetivo de las multinacionales ya dueñas del río Paraná. Con sólo mirar un buen mapa AF lo hubiera advertido, pero ya se sabe que en esta materia suele recibir pésimas asesorías.
Cabe recordar también que el 949/20 determina la renuncia de la Argentina a tener salida propia al Océano, quedando en todo sometida al puerto de Montevideo y obligada a navegar hacia el Norte. Lo que es nefasto si se recuerda que tenemos más de 4.000 kilómetros de costa atlántica hacia el Sur. Es lamentable que el Presidente no haya reparado en que esto fue redactado y firmado una semana antes de que se aprobara la refinanciación macrista de la deuda impuesta por el FMI.
Si la batalla es para determinar quién controlará el Río de la Plata, es obvio que lo va a controlar el país que maneje el canal más estratégico. Y ése es el Magdalena. ¿Por qué tanto afán entonces para que no se haga?
Hace más de dos siglos, en los albores de la Patria, escribía Manuel Belgrano en el «Correo de Comercio» que dirigía Mariano Moreno: “El provecho de la navegación es tan claro como el de la agricultura y de las manufacturas. La navegación acrecienta las fuerzas reales y relativas de un cuerpo político. Toda nación que deja hacer por otras una navegación que podría emprender ella misma, disminuye sus fuerzas reales y relativas en favor de sus rivales”. Bueno es recordárselo al Presidente.
Fuente: Página 12