8 de marzo, ni olvido ni perdón. Nada para festejar

Todos cómplices de un acto incalificable. Las pantallas de televisión lo mostraron todo en detalle pero, hasta la fecha, los culpables han escapado a la acción de la justicia, comenzando por Jimmy Morales.

las niñas que perdieron la vida a causa del incendio en el Hogar Seguro en marzo de 2017. (Foto Prensa Libre Hemeroteca PL)

Homenaje a las niñas que perdieron la vida a causa del incendio en el Hogar Seguro en marzo de 2017. (Foto Prensa Libre Hemeroteca PL)

Por Carolina Vásquez Araya. Para mí, el 8 de marzo no es un día de saludos y parabienes. Es un día para conmemorar una de las tragedias más crueles e impactantes ocurridas en nuestro continente: la condena a muerte de 56 niñas en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción (*), en Guatemala, perpetrada por el Estado guatemalteco bajo la presidencia de Jimmy Morales, quien dio directamente la orden de mantenerlas encerradas y de ese modo las condenó a una muerte atroz, quemadas vivas.

Ese día, el Congreso permaneció en silencio. También la Corte Suprema de Justicia, la Policía y el Ministerio Público. Todos cómplices de un acto incalificable. Las pantallas de televisión lo mostraron todo en detalle pero, hasta la fecha, los culpables han escapado a la acción de la justicia, comenzando por el ex mandatario.

Durante los días subsiguientes, los comentarios se dividían entre quienes experimentaban el horror por la tragedia y quienes, haciendo eco de los prejuicios atávicos de una sociedad dividida, culparon a las víctimas por su propio holocausto.

Esas niñas, como había denunciado la periodista Mariela Castañón en detallados reportajes en el diario La Hora, eran víctimas de abusos en una institución administrada por la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia de Guatemala, cuya misión es proteger a niños y adolescentes de una situación de maltrato y abandono.

En denuncias posteriores, se comprobó que las niñas eran violadas y sufrían castigos extremos, además de privación de alimentos y atención en salud y educación. También se denunció que ese centro se había transformado en un sitio de tráfico sexual, en donde las internas eran sometidas a la prostitución y el silencio.

Esto sucedió un 8 de marzo y no podemos olvidarlo. Ese día 41 niñas murieron calcinadas y apenas 15 sobrevivieron, si acaso se puede llamar supervivencia a la condena de vivir cubierta de quemaduras y con graves consecuencias físicas y psicológicas y quienes, como colofón al abuso sufrido, han recibido amenazas para impedir que hablen sobre los verdaderos hechos que las llevaron a protestar.

El 8 de marzo no es un día de felicitaciones ni mensajes edulcorados. Es una fecha para recordar cuánto camino falta para alcanzar la igualdad de derechos, para detener el abuso contra mujeres, adolescentes y niñas en un marco de sociedades patriarcales indiferentes a su situación de inequidad. El 8 de marzo es un día para avergonzarnos por nuestra sumisión ante un sistema patriarcal, retrógrado y perverso.

Es hora de asumir nuestra responsabilidad en este escenario de injusticia y luchar contra la falta de sensibilidad humana de quienes, desde el poder, permiten tragedias como esta.

Carolina Vázquez Araya: Periodista, editora, columnista y consultora en comunicación con más de 35 años de experiencia. De nacionalidad chilena, con una prolongada residencia en Guatemala y actualmente en Ecuador.

Durante más de 30 años ha publicado su columna de opinión en el diario Prensa Libre de Guatemala sobre cultura, educación, derechos humanos, justicia, feminismo y niñez. Sus artículos son divulgados en más de 60 medios digitales en Latino américa, Europa, Canadá y Estados Unidos.

Correo: [email protected]

Web: Carolina Vázquez Araya

Artículo enviado por la autora para su publicación.

(*) Hogar Seguro Virgen de la Asunción: Un aniversario más del incendio llegó sin que se hiciera Justicia para 56 niñas víctimas de un incendio en un centro de menores en Guatemala. El 8 de marzo de 2017, en el hogar estatal que supuestamente debía cuidarlas, murieron 41 de ellas, calcinadas. La tragedia muestra mucho de la realidad guatemalteca, desde la burla legal que han sufrido los familiares, hasta los abusos que vivían las niñas dentro del hogar.France24

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