El alto cargo de la ONU insiste en que el Gobierno estadounidense especifique las bases para la decisión de matar en lugar de capturar «objetivos humanos» y si el Estado en el que la muerte se lleva a cabo ha dado su consentimiento.
[1], con las declaraciones de los asesores de seguridad de la Casa Blanca. Obama lleva aprobados 268 ataques de ese tipo con miles de muertos [2], sólo en Pakistan, según The Guardian, los drones, desde 2004, han asesinado entre 2.464 y 3.145 personas, de las cuales hasta 828 eran civiles (535 con Obama) y 175 niños [3]. Nada de todo eso ha sido primera página en la prensa. El diario El País necesitó cinco días para recogerlo de forma aséptica el 3 de junio en sus páginas interiores de Internacional en su redacción en Madrid [4]. En Italia, Il Manifesto, lo denunciaba con indignación mediante el titular “La ‘ kill list’ de Obama”[5].Ya lo señaló hace unos días Noam Chomsky en una entrevista con Amy Goodman en la televisón alternativa estadounidense Democracy Now: “Bush secuestraba y torturaba, Obama asesina”
[6].Al gobierno estadounidense no le hacen falta jueces ni tribunales. El presidente de los EE.UU., como un rey absolutista o un señor feudal planetario, se arroga el derecho sobre la vida o la muerte de cualquier ser humano. Sus asesores lo reconocen en la gran prensa estadounidense y no sucede nada.
El pasado mes de marzo se hizo público el informe del Relator Especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Christof Heyns, sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias [7]. En ese documento pide al Gobierno estadounidense que aclare las normas del derecho internacional que considera que le dan cobertura para sus asesinatos selectivos puesto que, hasta entonces, se había limitado a justificarlo jurídicamente con las declaraciones de un funcionario del Departamento de Estado, algo que el relator consideró, como es lógico, insuficiente. El alto cargo de la ONU insiste en que el Gobierno estadounidense especifique las bases para la decisión de matar en lugar de capturar «objetivos humanos» y si el Estado en el que la muerte se lleva a cabo ha dado su consentimiento. Se deben, dice el relator, especificar las garantías procesales establecidas para asegurar que se respete el derecho internacional.
“El más grande horror es aquel del que nadie se horroriza. Y es el que ha llegado a los ‘mass media’ mundiales sobre la ‘kill list’ de Obama”.
Pocos imaginaban que cuando Obama anunció el cierre de Guantánamo era porque ya no necesitaba encerrar a los sospechosos de terrorismo, había encontrado un sistema más eficaz y menos polémico. Había reunido en un mismo formato a los GAL españoles, los escuadrones de la muerte salvadoreños y la Operación Cóndor del Cono Sur latinoamericano. Y, mientras tanto, le estaban dando el Premio Nobel de la Paz. Qué más se puede pedir.
Fuente: Rebelión
Notas:
[1] Becker, Jo y Shane, Scott. “Secret ‘Kill List’ Proves a Test of Obama’s Principles and Will”. The New York Times, 29-5-2012.www.nytimes.com/2012/05/29/
[2] Hastings, Michael. “The Rise of the Killer Drones: How America Goes to War in Secret”. The RollingStone, 16-4-2012 http://www.rollingstone.com/
[3] Milne, Seumas. “America’s murderous drone campaign is fuelling terror”. The Guardian, 29-5-2012. http://www.guardian.co.uk/
[4] Valenzuela, Javier. “La guerra de los ‘drones’ de Obama”. El País, 3-6-2012 http://internacional.elpais.
[5] D’Eramo, Marco. “La ‘kill list’ di Obama”. Il Manifesto, 1-6-2012 http://www.ilmanifesto.it/
[6] “Noam Chomsky on WikiLeaks, Obama’s Targeted Assassinations and Latin America’s Break From US”. Democracy Now!, 14-5-2012http://www.youtube.com/watch?
[7] Informe del Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Christof Heyns. Adición. Seguimiento de las recomendaciones hechas al país. Estados Unidos de América. Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. HRC. Sesión 20a. Fecha 29-3-2012. Símbolo A/HRC/20/22/Add.3
Pascual Serrano es periodista. Su último libro es «Contra la neutralidad. Tras los pasos de John Reed, Ryzard Kapuścińsky, Edgar Snow, Rodolfo Walsh y Robert Capa». Editorial Península. Barcelona. Www.pascualserrano.net