El gran diario argentino

La luna de miel concluye cuando Clarín pretende ingresar al capital accionario de Telecom Argentina. Para ello, ofrece su apoyo a Kirchner, si éste convalida esa concentración de la propiedad. Pero el santacruceño se niega. A partir de allí, la furia del Grupo contra el kirchnerismo no tendrá límites. Cuando en 2008 se produce el lock out de las corporaciones agrarias que se resisten a pagar más impuestos, los medios del Grupo desatan una guerra abierta contra el gobierno.

Tapa que celebra la apropiación delictual de Papel Prensa por parte de Clarín con complicidad de la dictadura de 1976.

Tapa que celebra la apropiación delictual de Papel Prensa por parte de Clarín con complicidad de la dictadura de 1976.

Por Ariel Vittor. El gran diario argentino. La historia del periódico Clarín en Argentina está indisolublemente ligada a la historia del país. Repasarla permite entender que los medios de comunicación no son instituciones de una democracia ideal, ni mucho menos simples herramientas informativas, sino actores sociales históricamente situados.

Para la década de 1940 la prensa gráfica cuenta con nuevos consumidores, cuestión sobre la que he escrito en mi libro Sobre la historia de la comunicación. Roberto Noble, ex ministro de Gobierno del filo-fascista gobernador de Buenos Aires Manuel Fresco, consigue leer la coyuntura con inteligencia. Mediante la venta de un campo y algunos préstamos reúne el dinero con el que lanzarse a la aventura de fundar Clarín. El nuevo periódico sale a la calle en agosto de 1945 en formato tabloide, con títulos llamativos, fotos y un lenguaje popular. La idea rectora era construir un periódico que marcara la agenda política argentina.

Por entonces, la dictadura militar que había asaltado el poder en junio de 1943 se batía en retirada, jaqueada por una virulenta oposición. Una vez convocadas las elecciones, Clarín se mostró favorable a la Unión Democrática, sumándose al coro de medios que se oponían a la candidatura del coronel Juan Perón. Sin embargo, tan pronto el militar ganó las elecciones de febrero de 1946, fue el primer medio en volverse peronista. La voltereta le reportó importantes beneficios. Uno de ellos consistió en el acceso privilegiado a una cuota de papel de importación, que para otros periódicos resultaba inaccesible. El otro fue quedarse con los avisos clasificados que hasta entonces tenía La Prensa, cuando éste periódico fue expropiado en beneficio de la Confederación General del Trabajo. Desde comienzos de la década de 1950, Clarín empieza a organizarse como un ensamble de negocios y política.

Noble no tenía más afinidad con el peronismo que la que necesitaba para convertir el periódico en un polo de poder. Por ello, durante los primeros años de la década de 1950 va sintonizando paulatinamente con la política de Estados Unidos hacia los países de América Latina. Sus contactos con los sectores de poder en la política y los medios estadounidenses le facilitan la obtención del premio Moors Cabot de periodismo en 1955. A medida que las tensiones políticas y económicas comienzan a desgastar al gobierno peronista, Clarín enfría sus contactos con el oficialismo.

Tras el golpe de estado de 1955 que derroca a Perón, Clarín le reclama a la dictadura militar de la denominada Revolución Libertadora una indemnización por los supuestos perjuicios que le habría ocasionado el peronismo. Con la reparación financiera que obtiene, el periódico se equipa con nuevas rotativas. De este modo, Clarín inaugura lo que será un estilo de gestión: denunciar que ha sido perseguido por los gobiernos de los que ha obtenido concesiones, con el objeto de obtener, precisamente, nuevos favores de los gobiernos subsiguientes.

Para las elecciones de 1958 Clarín apoya a Arturo Frondizi. A cambio, el diario obtiene un crédito subsidiado con el que compra un nuevo edificio y más maquinaria impresora. A partir de allí, el matutino se hará vocero de las propuestas del desarrollismo argentino. Rogelio Frigerio, ideólogo de esa corriente, se convertirá en el personaje más influyente en la línea política del diario.

La muerte de Noble, en 1969, desata una pulseada entre los sectores internos del periódico, en la que triunfa la alianza que establece la viuda de Noble, Ernestina Herrera, con los desarrollistas. En 1970, nuevamente bajo una dictadura militar, el diario obtiene más créditos blandos, con los que compra nuevas máquinas rotativas.

Para contrarrestar el fuerte activismo sindical interno y el auge de la izquierda en los comienzos de la década de 1970, Clarín apoya el regreso de Perón a la Argentina. Desde luego, el periódico no pretendía otra cosa que resguardar sus intereses. A medida que el gobierno peronista se desmorona, el diario va aproximándose cada vez más hacia las Fuerzas Armadas.

El golpe de estado de 1976 permite a Clarín despedir un considerable número de empleados y hacer retroceder las luchas gremiales. Los periódicos argentinos se pliegan abiertamente a la dictadura, a tal punto que el mismo Clarín afirma que la censura de prensa sólo ha durado pocos días. La posterior visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos habrá de comprobar que el apoyo de los diarios al Proceso de Jorge Videla es abierto.

La dictadura militar le proporciona a Clarín un óptimo marco para su expansión. A través de presiones y amenazas, los militares expropian la papelera Papel Prensa, propiedad de la familia Graiver, y se la adjudican a los tres diarios más importantes del momento: Clarín, La Nación y La Razón. De este modo, los diarios concentran la producción de papel.

Cuando la dictadura instrumenta el Mundial de Fútbol de 1978 como una herramienta de propaganda en su favor, el periódico forma parte de la operación. Durante aquellos años de impunidad Ernestina Herrera consigue gestionar, mediante un proceso muy sospechoso, la adopción de dos bebés.

Al mismo tiempo, el desarrollismo va perdiendo poder dentro del diario. Un nuevo grupo, encabezado por Héctor Magnetto, consigue finalmente hacerse con la conducción e iniciar profundos cambios en la organización del medio. La alianza que lideran Magnetto y Herrera planea levantar un multimedios, agregando estaciones de radio y televisión.

Con el advenimiento de la democracia, en 1983, Clarín evita hacerse cargo de su apoyo a la dictadura e intenta sacar credenciales democráticas. Durante esa década de los ´80 el periódico inicia su transformación en conglomerado multimedia. Además de la fundación de la agencia Diarios y Noticias, el grupo desembarca en Radio Mitre y la Frecuencia Modulada 100. También constituye Artear, productora televisiva a través de la cual pone un pie en el manejo del canal 13.

Por la misma época, el diario mantiene un tenaz enfrentamiento con el presidente Raúl Alfonsín, a raíz del proyecto de ley de comunicaciones de su gobierno. El triunfo del peronismo menemista dará por tierra con el proyecto democratizador de las telecomunicaciones que impulsaba el radicalismo.

La Ley de Reforma del Estado, pieza jurídica clave del neoliberalismo de Carlos Menem, derriba el impedimento que tenían los periódicos para adquirir otros medios, lo cual permite a Clarín completar su transformación en grupo multimedia. La primera privatización del menemismo es Canal 13 y su adjudicatario no es otro que quien hasta entonces había sido su administrador: Clarín. El grupo funda los canales televisivos Todo Noticias, Volver y el estratégico Torneos y Competencias, dedicado a concentrar las transmisiones del fútbol. También agrega la revista deportiva Olé y otros medios gráficos. Con la fundación de Multicanal el grupo se expande a la televisión por cable. Utilizando los derechos de transmisión del fútbol como herramienta de extorsión, el Grupo Clarín provoca la quiebra de los pequeños cableoperadores, lo cual le permite adquirir 240 estaciones de televisión por cable del interior del país.

La crisis económica y social de 2001 y 2002 resulta singularmente grave para Clarín puesto que el grupo había apalancado su crecimiento mediante el endeudamiento en dólares. El gobierno provisorio de Eduardo Duhalde promulga entonces una ley de protección de las industrias culturales que establece que las empresas argentinas de medios de comunicación que estuviesen endeudadas en dólares con acreedores extranjeros no podrían ser apropiadas por esos acreedores. A tal punto la norma estaba hecha a medida del multimedios, que fue conocida como Ley Clarín.

En los inicios de su presidencia, Néstor Kirchner mantiene una política de conciliación con Clarín, que puede explicarse por la debilidad de su gobierno. En diciembre de 2004 prorroga las licencias de operación de medios y en mayo de 2005 suspende los cómputos de los plazos. Más adelante, convalida la compra de Cablevisión por Multicanal.

La luna de miel concluye cuando Clarín pretende ingresar al capital accionario de Telecom Argentina. Para ello, ofrece su apoyo a Kirchner, si éste convalida esa concentración de la propiedad. Pero el santacruceño se niega. A partir de allí, la furia del Grupo contra el kirchnerismo no tendrá límites. Cuando en 2008 se produce el lock out de las corporaciones agrarias que se resisten a pagar más impuestos, los medios del Grupo desatan una guerra abierta contra el gobierno, a través de arteras campañas de desestabilización.

En 2009 el Congreso argentino aprueba la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que propendía a la desconcentración y la democratización de los medios de comunicación. En enero de 2016, el gobierno derechista de Mauricio Macri suspende la aplicación de la ley mediante un decreto.

Cualquier repaso por la historia de Clarín demuestra que ninguna sociedad puede prescindir de políticas de comunicación que regulen el lugar de los medios en ella.

Ariel Vittor: licenciado en comunicación social, profesor universitario, editor, autor del libro Sobre la historia de la comunicación 
Además, disfruta del el ajedrez, el tango y el fútbol de Bielsa.

Artículo enviado por el autor para su publicación

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