Lanata, Wiñazki, Daniel Santoro: Periodismo de guerra en Argentina

A JORGE LANATA, NICOLÁS WIÑAZKI y DANIEL SANTORO podemos considerarlos como autores necesarios de los crueles desencuentros sociales entre argentinos para beneficio exclusivo del muy reducido grupo de sus patrones.

Jorge Lanata puso a Macri en la rosada y lo mantuvo ahí ocultando el brutal saqueo del gobierno de Cambiemos

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Por Alonso Quijano. Siempre sostuvimos que el periodismo llamado OBJETIVO NO EXISTE, a pesar de los miles de libros y docentes y periodistas relacionados con el mundo de la comunicación social que dicen lo contrario. Veamos. ¿Qué quiere decir ser OBJETIVO o qué quiere decir OBJETIVO?.

Consideremos tres opciones: la primera nos indica que OBJETIVO es «lo que existe realmente, fuera del sujeto que lo conoce». O sea que, estamos nosotros que somos SUJETOS y está lo que nos rodea que llamamos OBJETOS y con los que nos relacionamos. También podemos decir que se trata de lo relativo al objeto en sí, INDEPENDIENTEMENTE de juicios personales.

Asimismo podemos decir que OBJETIVO es todo aquello que «no se deja influir por consideraciones personales en sus juicios o en su comportamiento».
Pues bien, pensemos despacio. Lo que está fuera de nosotros, lo OBJETIVO, en ese espacio que llamamos REALIDAD, sólo puede ser CONOCIDO por nosotros mediante una apreciación personal. Nuestra apreciación, si es PERSONAL, es porque está impregnada por lo que somos, pensamos, sufrimos, experimentamos, disfrutamos… es decir, por nuestra manera particular de ver las cosas, de entender el mundo. Todo esto tiene que ver con nuestras IDEAS, con las IDEAS que expresemos y defendemos; todo aquello en lo cual creemos. Entonces, nuestra apreciación de lo que vemos, oímos o sentimos, nunca es OBJETIVA y sí es SUBJETIVA. Lo OBJETIVO está siempre fuera de nosotros y nosotros nos relacionamos con lo OBJETIVO, SUBJETIVAMENTE.
Pues entonces, al carajo con expresiones tales como VERDAD OBJETIVA o DATO OBJETIVO, repetidas hasta el cansancio por periodistas complacientes aferrados a las pautas.
 
Un periodista se acerca a lo que sucede y lo analiza, lo investiga, lo juzga, siempre SUBJETIVAMENTE. Dos periodistas se acercarán al mismo hecho y lo comentarán de distinta manera, básicamente por dos razones: una, porque son dos personas distintas y dos, porque cada uno de ellos responde a distintas estrategias editoriales de los medios para los que trabajan. Trabajar para alguien significa hacer lo que ese alguien llamado patrón o gerente, a uno le indica. Y las empresas de medios, CLARÍN, PÁGINA12, NEW YORK TIMES, LA NACIÓN, O`GLOBO, CADENA CARACOL o como se llamen, son empresas cuyo objetivo principal es ganar dinero. Por eso son empresas y no precisamente de beneficencia. Y una empresa, dentro del sistema capitalista, DEBE ganar dinero y al mismo tiempo tratar de debilitar o lograr que desaparezcan sus competidores porque, simplemente, se atiene a las reglas de juego. La naturaleza de toda empresa, tal como la conocemos en el contexto de la competencia capitalista, no es ni mala ni buena, es como debe ser. La naturaleza del escorpión es matar o neutralizar al otro, lo mismo ocurre con una empresa. Lo que distingue a una empresa periodística de otras empresas, es sólo la naturaleza de su mercancía. La mercancía de una empresa de radio o tv o diario es la noticia, lo que sucede, lo que acontece, así como la mercancía de una empresa de alimentación es el trigo o la carne.
 
Veamos lo que viene sucediendo en las últimas horas en Argentina. Mediante la justicia, la documentación, las declaraciones, de distintas maneras, se ha puesto en evidencia que ciertos periodistas no se han limitado a informar y a opinar sobre ciertos acontecimientos de la realidad, durante los últimos, digamos, 5 años. Se pusieron al servicio de una enorme maquinaria mediática que, invirtiendo muchísimo dinero, desató una campaña de desprestigio contra ideas políticas, acciones políticas y conductas morales de actores políticos determinados. Estamos, entonces, en medio de una guerra de carácter cultural, que utiliza la eficacia espacio temporal de los medios concentrados de comunicación. Los medios, cuando son concentrados, son veloces, llegan rápidamente a cualquier punto de la Argentina y garantizan un mayor control intelectual de su audiencia. Pero ¿qué controlan? Controlan mentes, controlan lo que siempre mencionamos como SUBJETIVIDAD. Es decir, nuestra manera de PENSAR. Se trata de una ofensiva brutal, rápida, despiadada en materia de comunicación, donde con poca resistencia, se apoderan de la capacidad de raciocinio de muchísimas personas. La historia del control de la voluntad de los demás como factor de poder es muy antigua y poco a poco, con los avances tecnológicos, las sociedades actuales retrocedieron brutalmente cuando las alternativas tradicionales de conversación ciudadana simple y llana, los foros de discusión entre vecinos, la información personal, las discusiones públicas, la pluralidad de voces que permitieran análisis comparativos, fueron delegadas ingenuamente a los medios masivos de comunicación.
Los medios tecnológicos, que buscan contribuir a una mayor felicidad y superación moral, en manos perversas, se convierten en trampas que también pueden ser letales.
 
Yrne Gil dice: “Un ejército invisible se está apoderando de su mente, de su conducta y de sus emociones. Su voluntad está siendo tomada por fuerzas de ocupación invisible sin que usted sospeche nada. Las batallas ya no se desarrollan en espacios lejanos, sino en su propia cabeza. Ya no se trata de una guerra por conquista de territorios, sino de una guerra por conquista de cerebros, donde usted es el blanco principal”.
 
Si un periodista sólo puede emitir opiniones SUBJETIVAS, entonces miente cuando dice que es OBJETIVO. Y también miente cuando dice que es INDEPENDIENTE porque siempre es DEPENDIENTE de las órdenes que recibe. Un periodista es un militante de IDEAS, propias o delegadas o ajenas, pero siempre depende del condicionamiento de alguna IDEOLOGÍA. Lo peor, entonces, amigos, es cuando un periodista nos quiere vender su imagen como la de un periodista OBJETIVO e INDEPENDIENTE. Pensemos así también: casi nadie puede hacer o decir lo que quiere si su supervivencia depende de un salario, de una paga. Un periodista no es OBJETIVO y está bien que así sea, porque no puede ser de otra manera. Lo inmoral es que lo niegue y aparente ser lo que no es.
 

Ustedes estarán pensado ya en algunos nombres de periodistas argentinos, que en las últimas horas han sido desnudados y denunciados como traficantes de la mentira, la distorsión, el engaño: JORGE LANATA, NICOLÁS WIÑAZKI y DANIEL SANTORO. Hay muchos más pululando en los medios, pero estos tres han sido puestos en evidencia mediante documentación, denuncias y resoluciones judiciales. Hay mucho para decir de estos mercenarios de la empresa GRUPO CLARÍN y de tantos otros. Me limitaré a decir que sus repudiables acciones periodísticas constituyen un enorme desprecio por lectores, tele videntes y audiencias en general. LANATA, WIÑAZKI Y DANIEL SANTORO, sistemáticamente negaron y niegan, aún hoy y a pesar de las evidencias en su contra, lo que son. Siguen sosteniendo que son OBJETIVOS e INDEPENDIENTES. Mienten por salarios tan jugosos como tenebrosos. Cada uno decide en qué cloaca desea ejercer su oficio, ellos eligieron la cloaca del GRUPO CLARÍN. ARGENTINA corre riesgos de DISOLUCIÓN SOCIAL gracias a las irresponsables mentiras de estos sicarios. Su trabajo sucio comenzó hace varios años y las consecuencias de su accionar está a la vista cuando advertimos que lograron inclinar la balanza para que el CONTUBERNIO PRO-RADICAL se encaramara al poder para así ejecutar el plan de saqueo económico, degradación moral y exterminio de argentinos que trata de poner a la ARGENTINA de rodillas ante la USURA INTERNACIONAL. A JORGE LANATA, NICOLÁS WIÑAZKI y DANIEL SANTORO podemos considerarlos como autores necesarios de los crueles desencuentros sociales entre argentinos para beneficio exclusivo del muy reducido grupo de sus patrones.

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3 Respuestas en Lanata, Wiñazki, Daniel Santoro: Periodismo de guerra en Argentina

  1. Mauricio 8 mayo, 2019 en 3:59 pm

    Los pseudoperiodistas de las mafias Clarìn y La Naciòn, a la que suma Amèrica y TELEFE son los peores de la historia. El hijo de puta de Lanata es sin duda el peor periodista de la historia argentina, lo siguen Majul, Novaresio, Fantino, Baby, Feinman, Castro, Bonelli, Cristina Perez, Barili, Wiñazky, Santoro, Grondona, Neustadt, Del Moro, Fernando Iglesias, entre tantos otros mercenarios. El peor es sin duda Lanata, muy de cerca le siguen Majul, Wiñazky, Santoro, Baby, Grondona, Neustadt y Fantino. No es casual que todas èstas lacras sean o hayan sido en su mayorìa de Clarìn o La Naciòn, el templo del mal.

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  2. PachuArgu 3 mayo, 2019 en 1:22 pm

    Qué largo que lo hiciste bla bla bla si lo tenés tan claro es porque es tu forma de trabajar y no la de ellos,sabés que NSB😄😘

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  3. Fernando Kustich 1 marzo, 2019 en 11:15 pm

    Si bien no hay periodismo objetivo,es un deber periodístico informar e interpretar hechos reales. Periodistas militantes de calidad hubo y hay.Otra cosa es el periodismo basura que practican estos tipos ,que no interpretan realidades sino que fabrican mentiras ,montan operaciones sobre esas mentiras y son expertos en la difamacion

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