¿Quién asesinó, entonces, a los jóvenes de Costa Salguero?
Los asistentes a Time Warp, en Costa Salguero, suelen decir: "nadie me puso un revólver en la cabeza para ir ahí'. Cómo responsabilizar a las víctimas. Claro que no le pusieron un revólver, sino algo mucho peor: una publicidad infernal, un modo de vida... Vos no lo ves al revólver, pero son pautas culturales suicidas, destructivas del sujeto, que no se ven, y las tenés adentro.
Por: RNMA. Alfredo Grande sobre la fiesta en Time Warp, en Costa Salguero, en Buenos Aires: «estos chicos no murieron, fueron asesinados». A raíz de las cinco muertes por intoxicación de jóvenes que fueron a una fiesta electrónica en Costa Salguero, el psiquiatra y psicoanalista Alfredo Grande participó del programa de la Red Nacional de Medios Alternativos.
Las muertes en Costa Salguero
“La primera reflexión que me surge es que estos chicos no murieron, fueron asesinados. La cultura represora, que es un concepto que yo transito, no es joda, no son dos palabritas y nada más, logra transformar un boliche en un campo de concentración y exterminio. Se logró una alquimia: transformar alegría juvenil, música y el lugar donde compartir todo eso en un espacio donde se asesinan pibes. No es lo mismo matar que asesinar. Una cultura no represora puede llegar a matar, la cultura represora siempre asesina”, sentenció. Para Grande, el nivel más alto al que han llegado los asesinatos es el genocidio. “Luego está el ecocidio, que es el asesinato del planeta. Asesinar es tener la voluntad expresa de matar, entonces, Conci, este delincuente, administraba un campo de concentración. Los pibes estaban encerrados, les vendían ahí la droga, no tenían agua, todo mistificado. Pensarlo en esos términos es brutal. El derecho inventó eso de ‘estrago doloso con dolo eventual’, muy complicado”. Grande bajó el concepto a tierra: “Si vos vas a 160 kilómetros por hora en una ruta donde no pasa nadie, pero si cruza alguien te lo vas a llevar puesto. No sé qué tiene eso de dolo eventual, a esa velocidad no tenés ninguna clase de control. Esto de lo ‘eventual’ es otra máscara de la cultura represora. Obvio que hay dolo, las cosas no surgieron así nomás, el tipo organizó todo eso”.
Horacio Rodrígues Larreta, jefe de gobierno de Buenos Aires y responsable máximo del control de este tipo de actividades, dijo: «Acompaño a los familiares y a los amigos de las víctimas de la fiesta electrónica en este doloroso momento. Como padre puedo imaginar el dolor que están sintiendo. A los familiares y amigos de los chicos fallecidos, quiero transmitirles mi más sentido pésame. Y todo mi aliento para quienes hoy siguen luchando por sus vidas»
Mencionó, luego, el trágico lugar de las víctimas: “Dicen ‘nadie me puso un revólver en la cabeza para ir ahí’. Como responsabilizar a las víctimas. Claro que no le pusieron un revólver, sino algo mucho peor: una publicidad infernal, un modo de vida… Vos no lo ves al revólver, pero son pautas culturales suicidas, destructivas del sujeto, que no se ven, y las tenés adentro. Salió el farandulezco Burlando, no podría haber mejor apellido para un abogado, hablando de la familia y todo eso”, recordó. El psicoanalista se preguntó qué clase de familia se referencia: “La familia clásica. La familia patriarcal. Las otras cosas no son familias. El Papa sigue teniendo más problemas con los homosexuales que se quieren casar que con los divorciados que no se quieren volver a casar. Toda esta matriz represora no es imposible de desmontar, aunque es muy difícil. Lo primero que hay que hacer es retomar el valor de las palabras. Benedetti tenía una poesía muy linda al respecto. Son asesinatos, aquí, asesinar no cuesta nada”, aseguró. “Las rutas argentinas, por ejemplo, en las que se paga peaje, también son para asesinar gente. No hay banquinas, no hay señalización, no hay nadie que te avise cuando hay niebla, cuando hay humo. Son asesinatos. La cultura represora del modo occidental y cristiano en la democracia burguesa, no cierra sin asesinar todos los días. Después está el gatillo fácil, lo que Verdú siempre recuerda, la represión institucional”, agregó. Grande explicó que se compara la culpabilidad de los organizadores de la Time Warp con cualquiera que, en un olvido, dejara el gas abierto.
Para el psicoanalista, no hay puntos de equiparación posibles. “Son asesinatos, y como esto está en la conciencia mórbida de la cultura, no hay ningún medio que diga que asesinaron cinco pibes. El nivel de encubrimiento, aún de los que criticamos esto, es muy alto. En algunas críticas le hacemos el juego a la derecha. Ayer me preguntaban por las drogas, y yo creo que no es lo mismo drogas que veneno. La droga siempre fue algo muy noble, las drogas han permitido logros creativos, científicos, artísticos. El amor es una droga, el sexo es una droga. El veneno es otra cosa. Si vos veías que hay drogas duras, bueno, hay drogas duras que mejor no utilizarlas”, aclaró y se refirió al fenómeno de satanización de las drogas: “Pensar que es lo mismo el crack que la marihuana, o una droga sintética que la ketamina, también es cultura represora. No todo es lo mismo, Macri y Scioli también son drogas. Desde este lugar, yo creo que hay que ir a la cuestión fundante. El tema acá no es el capitalismo, me tiene bastante agotado que se hable tanto sobre eso”. Según Grande, ya se trata de una abstracción cuyo signficado profundo se desconoce. “El fundante es el lucro, que es el fundante del capitalismo. Pero puede haber lucro, por ejemplo, en el Estado ¿Cómo? La más suave, explotando a sus propios trabajadores con contratos basura. Después viene la patria contratista, etcétera. Lázaro Báez es el hito de que el lucro ya es voraz. El lucro no tiene nada que ver con la ganancia, ni con los honorarios profesionales”.
Rememoró una anécdota: “Una vez un paciente me dijo ‘vos también cobrás dinero’. Claro, no puedo cobrar galletitas. Pero no exploto a nadie, ‘incluso vos me explotás a mí’, le dije. La idea de lucro es muy diferente de la idea de ganancia. Yo participo de la cooperativa Ático que ya tiene 30 años. Hay excedente, pero no tiene utilidades. Hay diferencias entre el excedente y la utilidad. La gente escuchará y pensará ‘este tipo se cree que todo pasa por las palabras’. Absolutamente, todo pasa por las palabras, si no preguntale a Marcos Peña”, ironizó entre risas. Para Grande, también Cromañón fue un campo de concentración: “Vaya, si lo fue. Si sólo hubieran estado las puertas abiertas, como no están en los campos de concentración, los pibes se hubieran salvado”.
Fuente: RNMA