Todos quieren controlar a los trabajadores
En comparación con Caló, de la UOM; Lescano, de Luz y Fuerza; Luis Barrionuevo, de Gastronómicos; Gerardo Martínez, de la UOCRA, etc., el camionero Hugo Moyano sale fortalecida. Como dijo éste ante las críticas de un burócrata “gordo”: “cuando se privatizó la energía, echaron a 50.000 trabajadores y Lescano no hizo nada”.
Por Emilio Marín. En la CGT de Argentina priorizan dirimir la elección del secretario general – Numerosos gremios están con acciones gremiales por demandas salariales y de negociación colectiva. Esas acciones son apoyadas por la CGT de Moyano y las dos CTA. Los “gordos” y “luisitos”, ausentes.
Los medios de comunicación centran en la interna de la CGT. Que si Hugo Moyano tendrá o no un nuevo mandato. Que si lo reemplazará uno que por ahora estuvo a su lado, el metalúrgico Antonio Caló. O si será otro adversario surgido del riñón de los “Gordos”, como el lucifuercista Oscar Lescano.
Esas especulaciones son válidas porque la agitada situación política y económica ha promovido una durísima interna sindical.
De esa división y realineamiento no se salvó la otra central, la CTA, escindida por cuestiones políticas y gremiales luego de su fallida interna de 2010.
En consecuencia, no está mal hacer las evaluaciones y tratar de adivinar qué pasará en la interna sindical, por ejemplo en la elección de la CGT. En su reunión del Consejo Directivo, el 27 de marzo pasado, con presencia de Caló, se convino que tal elección se hará el 12 de julio. Casi 2.000 congresales, por voto directo y secreto, elegirán al secretario general y el resto del Consejo por el próximo cuatrienio.
Pero sería interesante que junto con esos asuntos internos se informe más y se analice la situación de la clase trabajadora. ¿Cómo están el salario y las condiciones de trabajo? ¿Es ideal la situación, tal como la pintó Cristina Fernández en su mensaje a la Asamblea Legislativa?
Si así fuera, los sindicalistas más cristinistas tendrían mejores condiciones para ganar elecciones de la CGT y CTA. Serían vistos por los afiliados como los corresponsables de esa supuesta bonanza. Pero no es tan así. Sin negar que la Argentina de estos últimos años es mejor que la de 2001-2002, para poner un mojón que favorece el contraste, la distribución del ingreso es una materia distante.
Algunas décimas en el Índice de Gini no colman las necesidades de muchos trabajadores y sectores humildes. Ni qué decir cuando éstos son, además, víctimas de fenómenos naturales como los que dejaron sin luz ni otros servicios esenciales a centenares de miles en la zona sur de la Capital, y el sur y oeste del conurbano bonaerense.
El gobierno nacional esgrime que la tasa del desempleo bajó al 7,2 por ciento, y no miente. Pero no puede mejorar la nota del trabajo informal, del 34 por ciento, de donde surgen salarios menores, sin aportes previsionales ni beneficio de obra social.
No es un complot de Magnetto cuando columnas de beneficiarios de los planes “Argentina Trabaja”, que cobran 1.285 pesos, llegan a Desarrollo Social y cortan avenidas y rutas, demandando aumentar el monto de su ingreso. Se quejan que el aumento de 550 pesos sólo llega al 30 por ciento de esos planes.
Lo real y lo virtual
El ultraoficialista 678 tiene su eslogan del “país real” versus “el país virtual”. Es un buen recurso para contrastar las agorerías de Clarín con la realidad, que suele ser muy diferente.
Pero también se puede aplicarles a esa producción de PPT la misma medicina. Sus informes sobre la situación argentina están pintados con el color rosa de una supuesta ingenuidad, buenas noticias y eterna bonanza.
A veces es así, pero hay muchísimas espinas en el camino de la clase trabajadora. Hay luchas debido a la explotación capitalista y monopolista, en algunos casos derivados de la complicidad del mismo Estado, como cuando son sus dependencias nacionales, provinciales y municipales las que tienen trabajo precario en la forma de contratados, monotributistas, etc. Sería bueno saber qué parte de ese 34 por ciento de trabajo informal es responsabilidad de empresarios privados y cuánta es imputable al Estado, incluyendo al Poder Judicial que debería fallar en estos procesos.
La torta de cortes y conflictos laborales que ilustra esta nota muestra una fuerte incidencia de los camioneros. Ese gremio se movilizó luego de 81 despidos en Chubut, en la empresa Correo del Sur. Otras protestas fueron por los 2.300 cesantes de la cadena de supermercados EKI; una parte son afiliados suyos.
Los cortes con camiones fueron descalificados por Cristina Fernández y funcionarios como “extorsión”, rótulo que fue muy aplaudido por la platea monopolista de la 17º Conferencia Industrial de la UIA. El sentido antiobrero de esas declaraciones presidenciales acumula a favor de Moyano, porque ni siquiera sus enemigos dentro y fuera de la CGT pueden suscribirla.
Los docentes universitarios nucleados en la Conadu Histórica y varias universidades pertenecientes a la otra Conadu concretaron un paro el 11 y 12 abril, en rechazo a la pauta ofrecida para 2012: 20,5 dividida en tres cuotas no acumulativas. El 12 por ciento para marzo, 6 en junio y 2,5 para setiembre fue recibido por los universitarios como una ofensa.
Cachetada también fue la surtida por la presidenta en su mensaje de apertura de sesiones, cuando criticó a los maestros por tener supuestamente 4 horas de trabajo y tres meses de vacaciones. Esto le valió un paro masivo el 6 de marzo pasado, a nivel nacional, que en Buenos Aires fue de 48 horas.
Estas huelgas de diversos niveles fueron impulsadas por sus gremios de base y sus confederaciones (CTERA, Conadu H y Conadu), que están cercanas o son parte de la CTA, especialmente del sector Yasky. Esa misma relación sintonía tiene la Asociación Gremial de Empleados del Poder Judicial de Córdoba, que sostiene un plan de lucha por la porcentualidad del salario y por el derecho a paritarias. ¿Cómo? ¿Los gremios judiciales no tienen convenio laboral en esta Argentina siglo XXI? No. No tienen paritarias. Los rigen las acordadas de su patronal, la misma que no paga impuesto a las ganancias mientras ellos sí pagan.
Moyano no es el peor
Desde su exclusión de las listas y de la campaña cristinista para octubre pasado, se patentizó un distanciamiento del gobierno y el moyanismo. Esa distancia se hizo abismo luego del discurso de Cristina ante la UIA y del camionero en el acto de Huracán. El 31 de enero la CGT dirigió una carta a la jefa de Estado pidiendo una reunión para tratar la deuda de 12.000 millones de pesos con las Obras Sociales, la reposición de las asignaciones familiares a todos los asalariados, la elevación del mínimo no imponible del impuesto de las ganancias y otros tópicos.
Moyano todavía espera una respuesta que parece no llegará. Su carta es papel mojado.
La figura del camionero levanta muchas críticas en el espacio cristinista por esos desencuentros con la presidenta del 54 por ciento. No lo ayuda su prontuario de “pesado” de la Juventud Sindical Peronista en Mar del Plata. Tampoco las denuncias poco fundadas desde Suiza para averiguar su posible relación con depósitos millonarios de Covelia. La investigación judicial de los remedios truchos, que tuvo preso al bancario Juan J. Zanola, también posó su lupa sobre la obra social de Camioneros.
En el “Debe” de Moyano se pueden cargar aquellos números en rojo, pero también cabe reconocer su “Haber”, por su pelea contra las privatizaciones del menemismo y las leyes laborales precarizadoras y corruptas de la Alianza (“la Banelco”), la defensa del gobierno democrático ante la Mesa de Enlace, etc.
La estadística de conflictos revela que Moyano tiene una relación cercana con los mismos, comenzando por los de su gremio. Esto no es lineal, por supuesto, porque criticó medidas de fuerza de los delegados del Subte, actuando en sintonía con la burocracia de la UTA, su aliada en CGT. Tampoco dijo nada a favor de los delegados de la línea 60, también traicionados por UTA.
En comparación con Caló, de la UOM; Lescano, de Luz y Fuerza; Luis Barrionuevo, de Gastronómicos; Gerardo Martínez, de la UOCRA, etc., el camionero sale fortalecida. Como dijo éste ante las críticas de un burócrata “gordo”: “cuando se privatizó la energía, echaron a 50.000 trabajadores y Lescano no hizo nada”.
Martínez ocupa una vicepresidencia de la OIT y sonó como candidato del cristinismo para desplazar a Moyano. Quedó en la banquina (debió quedar en Tribunales) luego de ser denunciado por los organismos de DD HH de haber sido agente civil de inteligencia (léase “buchón”) de la dictadura en el II Cuerpo de Ejército.
Caló, que tiene muchas chances de enfrentar a Moyano el 12 de julio, exhibe como su mejor antecedente ser el continuador de Lorenzo Miguel. Éste era el mejor discípulo del lobo Vandor. Por carácter transitivo…
Al camionero podrán reprocharle que “extorsiona” pero al metalúrgico podrían achacarle inutilidad. Fue a la paritaria de la UOM con ilusiones por su vínculo con CFK, pero le ofrecieron 15 por ciento para todo el año.
Si esas son las alternativas, el mal menor sería que gane Moyano. No hay que restar importancia a la pulseada en CGT, pero lo fundamental es qué pasa con el conflicto de la línea 60, la paritaria del Subte, la reincorporación de los 80 despedidos en el Ingenio La Esperanza y los paros en la Universidad. Esta es la ola, lo otro es la espuma.