El aznarista Rajoy no tuvo «luna de miel».

5.2 millones de españoles que están desocupados. Ese cotejo luce como oportunista, porque esa millonada de personas sin trabajo es el resultado de la desastrosa administración del Partido “Socialista” bajo José Luis Rodríguez Zapatero, pero también de los gobiernos anteriores del PP, de José M. Aznar con Rajoy como ministro.

Lucha en España

España lucha

Huelga general en toda España

A la huelga diez, a la huelga cien,
a la huelga, madre, yo voy también.
A la huelga cien, a la huelga mil,
yo por ellos, madre, y ellos por mí.

«A la huelga» – Chicho Sánchez Ferlosio

Se considera que los nuevos gobiernos tienen una “luna de miel” de 100 días con la sociedad que los eligió. El derechoso gabinete español de Mariano Rajoy tuvo la primera huelga general a los 97 días.

Por Emilio Marín
– Puesto a la defensiva por la medida convocada por las dos principales centrales sindicales (Unión General de Trabajadores, UGT, socialista; y Comisiones Obreras, CC.OO., de izquierda), el gobierno de Rajoy apenas pudo discutir algunos porcentajes de la huelga general del 29 de marzo.

Según la subjetiva estadística gubernamental, “sólo” 800.000 trabajadores se movilizaron en las más de cien marchas realizadas ese día. A los efectos del contraste, las autoridades del Partido “Popular” dijeron que esa cifra les parecía muy modesta comparada con los 5.2 millones de españoles que están desocupados. Ese cotejo luce como oportunista, porque esa millonada de personas sin trabajo es el resultado de la desastrosa administración del Partido “Socialista” bajo José Luis Rodríguez Zapatero, pero también de los gobiernos anteriores del PP, de José M. Aznar con Rajoy como ministro.

Las dos entidades convocantes contrastaron a Rajoy con su propio balance de la jornada. Según los sindicalistas, 900.000 personas marcharon en Madrid, otras 800.000 en Barcelona y muchas más en las 111 ciudades donde se criticó el ajuste.
Según el oficialismo, la huelga casi no se hizo sentir en las administraciones públicas municipales, provinciales y a nivel nacional. El nivel de acatamiento general habría sido bajo, para esa óptica; menor a las medidas anteriores.

La polémica sobre el número de huelguistas y efectividad del paro suele darse siempre; unos negando y otros aumentando los índices. El choque de opiniones se reiteró en la Península. Ignacio Fernández Toxo (secretario general de CC.OO.) y Cándido Méndez (ídem de UGT) coincidieron en que el paro había sido acatado por aproximadamente el 80 por ciento de sus afiliados. Ya se consignó que las diferencias también fueron muy abultadas en cuanto al cálculo del número de manifestantes.

Durante la campaña que desembocó en el comicio del 20 de noviembre de 2011, Rajoy embozó tanto como pudo su plan de ajuste. Una vez electo blanqueó una receta recesiva, privatizadora y sobre todo de recorte del gasto público, que posteriormente fue aún más draconiana, sometido como estuvo a los tironeos del resto de sus colegas de la Unión Europea.

Por ejemplo, el déficit fiscal, que en 2011 fue del 8,5 por ciento del Producto Bruto Interno, debía bajar para llegar a un 4 o 4.5 por ciento, según la UE con sede en Bruselas. Rajoy, que es loco pero no come vidrio, negoció con “Merkozy” (Merkel y Sarkozy) para que le permitieran flexibilizar algo ese ajuste explosivo. Y así se acordó que el bisturí se hundiría en el gasto público hasta dejarlo en 5.3 por ciento para el año en curso.

Sin embargo esa diferencia “benéfica” no es sustancial, a estar por la brutalidad del cambio en la legislación laboral, que es lo que provocó la huelga general del jueves. El paquete disminuye el costo del despido “normal” de empleados, para beneficio patronal, pero más grave aún, para incentivar las cesantías antes que la incorporación de patronal. Además, copiándose de la legislación argentina de “concurso preventivo de crisis”, las empresas españolas también pagarán menos estos despidos “anormales” de su plantilla.

El peor de todos

Por caso, el gobierno del PP dispuso rebajar de 45 a 33 días por año trabajado la indemnización por despido.
Hasta hace poco el modelo español era presentado ante propios y extraños como un ejemplo internacional. Con esa aura fue facilitado su ingreso a la Unión Europea, que era como jugar fútbol en la Liga de primera del Viejo Continente.

Ese ejemplo se vino abajo con estruendo en 2007, como antes habían capotado otros fetiches de la propaganda capitalista, tales como Japón primero y los “Tigres asiáticos” más tarde. Posteriormente, en 2001, fue el turno de la Argentina menemista, que antes había sido puesta en el podio de la Asamblea anual del FMI-Banco Mundial junto a los Estados Unidos de Bill Clinton.
Ahora se hizo añicos el supuesto modelo español, más o menos en simultáneo con su vecino Portugal. Antes había sucumbido Irlanda, a quien también habían vendido como la octava maravilla del mundo.

En este momento España ostenta el triste récord de un 23 por ciento de desempleo (que entre los jóvenes asciende al 45 por ciento), unos 5.2 millones de personas de carne y hueso. El gobierno del PP ha admitido que con su programa de ajuste este universo aumentará porque más de 600.000 españoles perderán su puesto en 2012.

Esas noticias ominosas sobre el futuro de la economía peninsular tuvieron una fuerte influencia en la suerte de la huelga general. Por una parte pueden haber intimidado a una parte de los asalariados, que se quedaron en su oficina o taller temeroso de perder su empleo. Pero por otra parte deben haber disipado las dudas que tenían millones de trabajadores sobre la gravedad de la política de la flamante administración. Y, concientes de la inminencia de semejante ataque a las condiciones y conquistas laborales, estos asalariados se lanzaron a la calle, junto a sus hermanos ya desempleados, dándole carnadura a las protestas del 29 de marzo.

Huelga general del 29 de marzo

Huelga general del 29 de marzo

En ciudades como Barcelona hubo fuertes enfrentamientos entre los huelguistas y la policía. Esto, sumado a otros incidentes, dejó un saldo de 104 heridos y 176 detenidos, según el conteo del ministerio del Interior. Madrid, Barcelona y Valencia tuvieron las marchas más numerosas y combativas, igual que en ciudades del País Vasco, donde fueron muy importantes y organizadas por la central vasca LAB y otras como ELA. El dato a subrayar es que en Euskadi hay casi el doble de afiliación sindical que en el resto de España. Los vascos son en ese aspecto la vanguardia sindical.

Este fue el octavo paro luego de la restauración de la democracia, superado el largo período de franco-fascismo. Y es el primero que abofetea el rostro de Rajoy. Nadie cree que sea el último.
Es que la ministra de Empleo, Fátima Báñez, ratificó que “la agenda reformista del gobierno es imparable”. Queda claro que este gobierno de derechas es el peor de todos y marcha como un tren a toda máquina a chocar contra la multitud. ¿Y si antes descarrila? Le convendría repasar la historia argentina para saber cómo le fue a un tal Fernando de la Rúa en diciembre de 2001. A ver si ellos también se tienen que ir en helicóptero para huir de multitudes indignadas…

Crece la indignación

Hablando de indignados, los jóvenes españoles comenzaron el 15 de mayo del año pasado un movimiento de protesta contra la crisis capitalista. Se los conoció como “los indignados”. Su actitud fue apoyada por movimientos sociales de otros países europeos y el resto del mundo; incluso repercutió en el centro financiero del imperio, con el movimiento “Occupy Wall Street”.

Contra estas protestas fue empleada una solución mixta, mezcla de violencia policial y demonización mediática, por parte de los gobiernos acusados de olvidar al 99 por ciento de sus poblaciones en beneficio del 1 por ciento de banqueros.
Por falta de mayor conciencia política y organizativa, sin conducciones políticas con dosis se más experiencia, esos movimientos han tenido altibajos, como ocurre siempre. Pero no han desaparecido y fueron una suerte de “chispa”, como antes los movimientos estudiantiles, que prendieron el fuego de la protesta social, o la anticiparon.

Ahora en España están tomando la posta los trabajadores (en Grecia la tuvieron desde el primer momento), por lo que los gobernantes como Rajoy no tienen nada que festejar. Con los asalariados les resultará mucho más difícil ganar la pulseada: son más, están más organizados, tienen otra conciencia política o al menos gremial-reivindicativa, a la policía no les resulta tan fácil llevarlos por delante, etc.

Y sobre todo, ese movimiento obrero en España tiene poder para incidir en forma directa en la economía. Se lo vio el jueves 29, cuando impactó muchísimo en la actividad fabril con un paro total en las automotrices y otras fábricas. Salió menos de la mitad de los vuelos programados. Los transportes apenas tuvieron un 30 por ciento de funcionamiento, el piso legal exigido por el sistema de guardias mínimas.

Luego de asestar un tremendo gancho a la mandíbula de Rajoy, los secretarios de UGT y CC.OO. le dieron hasta el 1 de mayo próximo el lapso para que recapacite, negocie y retire los aspectos más antiobreros de su ley. De lo contrario, aclararon, “habrá un conflicto social creciente”.
Los gobernantes españoles no aprenden que las huelgas obreras suelen ser luces rojas de alarma que se prenden en su tablero antes del colapso. En 2002 hubo un paro que preanunció el fracaso de Aznar en los comicios del año siguiente. En septiembre de 2010 hubo otra huelga general contra Rodríguez Zapatero, que perdería las elecciones de noviembre del año siguiente. ¿Tu también Mariano?

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