Por siempre Afrodita
Los mejores estimulantes sexuales, si no existe un problema fisiológico que se deba tratar médicamente, son los “afrodisíacos mentales” porque nunca provocan una pérdida del control, son inocuos y nos permiten trabajar con la imaginación e incluso despertar, al contrario que los anteriores, sentimientos más allá del sexo por el sexo, como de cariño e incluso de amor. ¿Cuáles son? Todo depende de cada uno y la puerta está abierta a nuevas sugerencias, pero aquí veremos sólo algunos.
Por Cristina G.M. – La búsqueda del placer puede ser la razón de ser de la vida de una persona (hedonismo) o sólo una de ellas y para obtenerlo existen los afrodisíacos.
Al actuar sobre los mecanismos eréctiles, la mucosa genital, ciertos receptores nerviosos, etc. surgieron como un método curativo contra la impotencia y el descenso del apetito sexual, para aumentar la descendencia o incluso para disminuirla al inhibir el deseo sexual cuando lo que se pretendía era derrotar al enemigo. En la actualidad su mayor difusión está asociada a la búsqueda del sexo por el sexo, es decir, en la obtención de placer superando límites, artificialmente.
Existen muchas clasificaciones aunque los podemos agrupar en dos categorías generales, los que actúan a nivel físico y los que lo hacen a nivel mental. Los primeros son sustancias químicas como fármacos, hormonas, etc. que actúan directamente en los centros nerviosos o en los genitales, mientras que los otros son mucho más asequibles, seguros, imaginativos y divertidos y se encuentran, en muchos casos, asociados al fetichismo.
Hedonismo parte del vocablo griego «hedoné» (placer). Se trata de una posición y conducta moral que sostiene que el bien y el placer son complementarios. El filósofo griego Epicuro de Samos y su escuela sostuvieron esta forma de entender la existencia.La felicidad se alcanza por la búsqueda de placeres naturales, deseables y que no supongan el displacer de otros. Todo placer es bueno por naturaleza. Contrainfo.com
Como “afrodisíacos físicos” tenemos sustancias que nunca deben consumirse sin la supervisión de un especialista porque pueden provocar graves trastornos e incluso la muerte como la Yohimbina, que es un alcaloide presente en el árbol africano conocido como Yohimba y en algunas plantas amazónicas; El polvo de las Cantáridas que son unos insectos coleópteros; El nitrito de amilo, que es un vasodilatador; Drogas como la cocaína, el éxtasis…; La raíz de Mandrágora que sorprende además por su enorme parecido con el pene humano; La zarzaparrilla que consumían los indios mejicanos y de la que en la actualidad se extrae la testosterona, etc. Sustancias que, en cantidades excesivas, tienen el efecto contrario como ocurre con el alcohol que deja de ser un desinhibidor y provoca una pérdida de erección, etc. Aquellas cuyas propiedades y efectos secundarios aún se desconocen, como ocurre con las raíces del Omuboro, etc.
Todos necesitan una predisposición, es decir, no son independientes de la imaginación y permiten abandonarse al sexo por el sexo al eliminar determinadas barreras físicas, aunque no despiertan otros sentimientos al ser sólo activadores sexuales.
Pero sin duda los mejores, si no existe un problema fisiológico que se deba tratar médicamente, son los “afrodisíacos mentales” porque nunca provocan una pérdida del control, son inocuos y nos permiten trabajar con la imaginación e incluso despertar, al contrario que los anteriores, sentimientos más allá del sexo por el sexo, como de cariño e incluso de amor. ¿Cuáles son? Todo depende de cada uno y la puerta está abierta a nuevas sugerencias, pero aquí veremos sólo algunos. Como vivimos en la era de la imagen, no me negaréis que todo lo que nos recuerde a los genitales puede hacernos imaginar, como por ejemplo unas fresas rojas bien maduras que recuerdan a unos pezones y a una sonrosada mucosa genital; unas buenas ostras y almejas que se asemejan a una carnosa vulva; unos plátanos y pepinos que parecen penes erectos. Por otro lado, una sugerente lencería acompañada o no por una buena película erótica o porno y la visión de unos juguetes sexuales; etc. Pero no debemos olvidar que disponemos de otros sentidos como el olfato, el tacto y el oído y así un perfume o esencia escogido con cuidado, la suavidad del terciopelo, la seda o la untuosidad de un aceite perfumado extendido por el cuerpo y una música acompañada de ciertas palabras, pueden provocarnos una gran excitación y por tanto un gran placer.
«En el colegio y en la universidad me enseñaron una tradición filosófica idealista, espiritualista, cristiana, que pretende que las pasiones son engañosas, que el deseo es una maldición, que el cuerpo es un obstáculo a la razón, que el espíritu es más importante que la carne, que el alma existe y salva la materialidad del cuerpo, que el placer es la antítesis de la filosofía, que las ideas son más importantes que el mundo, que el concepto es más importante que la realidad. Yo pienso muy diferente… Me inscribo en otra tradición filosófica que enseña exactamente lo contrario, que elogia los deseos, los placeres, las pasiones, las pulsiones, los instintos, el cuerpo, la carne, la materia, el deseo, la vida, etc. Esta larga tradición tiene la fuerza que le dan 25 siglos olvidados, menospreciados, hechos a un lado. Es el hedonismo. En la Universidad Popular que fundé en 2002 en Caen enseño esta ‘contrahistoria de la filosofía’. Me limito a inscribirme en esa tradición antigua cuya reputación ha sido manchada por la institución universitaria que defiende la tradición cristiana, espiritualista». – Michael Onfray
No me olvido del chocolate que hay quien lo considera, sobrevalorándolo, como el sustituto del sexo porque contiene sustancias que se comportan como neurotransmisores excitatorios y que pueden actuar tanto como un afrodisíaco físico como mental.
Para terminar, no debemos dejar de lado los afrodisíacos fruto de creencias populares que, sin mucho fundamento científico, pueden provocar la extinción de ciertas especies como los rinocerontes, por su cuerno que es triturado y consumido, la lagartija de manchas rojas que se introduce viva en una botella con alcohol que luego se bebe, o la foca macho y el castor cuyos genitales son ingeridos. O incluso problemas graves de salud, como los derivados de inyectarse productos obtenidos de ciertos animales e incluso trasplantarse partes como testículos de guerreros muertos en combate o de ciertos monos. La base de estas prácticas es la creencia de que la potencia sexual se puede transmitir.
El hedonismo, sin llegar a límites enfermizos de búsqueda del placer, puede ser muy saludable y la imaginación puede abrir muchas facetas amatorias que están ahí por descubrir y que pueden sorprendernos.
¿Conoces otros afrodisíacos a parte de los mencionados? Hay autores que sostienen que los afrodisíacos también pueden haber surgido para que la mujer desee el sexo por el sexo, más frecuente en los hombres, y no tanto por el binomio amor-sexo ¿estás de acuerdo con esta afirmación? ¿Cómo sería tu escenario ideal afrodisíacamente hablando? ¿Unas buenas viandas bien presentadas en la mesa te excitan? ¿Qué opinas de la extinción de especies por la obtención de afrodisíacos?.
Fuente: BlogSex