El “Partido Judicial” acecha al Poder Legislativo y al Poder Ejecutivo

La opinión del cronista, subjetiva por cierto, es que en esa dura pelea judicial y política, empieza a prevalecer la posición de que las acusaciones de Nisman contra la presidenta fueron completamente infundadas.

Donde fallan los partidos opositores actúa el Partido Judicial

Donde fallan los partidos opositores actúa el Partido Judicial

Por Emilio Marín. La corporación judicial (argentina) fue la nave insignia de la oposición. Quizás hoy dé un paso al costado. Los empresarios top y sojeros, más Macri, pueden tomar ese papel. Sería momentáneo. Ese Tribunales siempre estará allí, de su lado.

La marcha del Silencio fue muy importante y numerosa, marcando el debut del “Partido Judicial”. En realidad Cristina Fernández de Kirchner pudo denominarlo “Judicial-Mediático” porque la otra pata de esa jugada opositora fue Clarín, tocando a degüello del gobierno cristinista.
Lo interesante es que el 1 M. se produjo el contragolpe gubernamental y de un arco democrático más amplio y heterogéneo. Cristina inauguró el 133° período de sesiones del Congreso, con una multitud en la calle. Ésta resultó tanto o más numerosa –y seguramente más entusiasta y joven- que la que había reunido el grupo de fiscales y Héctor Magnetto.

Para decirlo futbolísticamente, agitando lo de Alberto Nisman como “homicidio” y tratando que CFK pagara el costo político y judicial, casi como autora mediata, la oposición había festejado varios goles el 18 F. Los partidos duran 90 minutos. El oficialismo con su convocatoria al Congreso y el buen discurso presidencial anunciando la estatización de los trenes y refutando las ridículas acusaciones del fiscal, logró emparejar el resultado y sacar alguna ventaja.
Para colmo, el impecable fallo del juez Daniel Rafecas, desechando de plano las acusaciones formuladas por Nisman y luego por el fiscal Gerardo Pollicita, dio un margen favorable a la presidenta.
Luego sucedió lo previsible: la pugna seguiría en Tribunales, Pollicita apelaría y el expediente contra la presidenta no sería cerrado rápidamente. El fiscal apeló el miércoles y la sorteada Sala I de la Cámara Federal llamó a una audiencia de partes para el 19 de marzo antes de resolver si le da la razón a Rafecas, e indirectamente a Cristina, o a Pollicita y la oposición. Sea una u otra la decisión, el perjudicado por ese fallo de Ballestero, Farah y Freiler irá más arriba, a la Cámara de Casación Penal. Y, según el caso, hasta la Corte Suprema, que de suprema no tiene nada, por muchos fallos cuestionables, como el que denegó a los ex combatientes de Malvinas a considerar sus reclamos de lesa humanidad contra las torturas a que fueron sometidos por algunos oficiales del Ejército.

El titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti, que ponía caritas de “yo no fui” en los pasajes donde fue aludido del discurso del 1 de marzo, quiso zafar dos días después sobre la causa de la explosión en la embajada de Israel. Dijo que el tribunal había cerrado esa causa de la voladura con un fallo de 1999 que caracterizó como “cosa juzgada”. Desde el gobierno y la abogacía lo refutaron: siguen las investigaciones, o mejor dicho, deberían seguir, cosa que la Corte no hizo ni hace. Y no hubo tal cosa juzgada porque no hubo condenados ni presos en ese expediente clave.

Jueza especial

Lo bueno de la política argentina es que hay varias opciones aunque la polarización al final sólo suele dejar dos. Y nadie podría alegar indefinición por resultarles parecidas o confusas.

Hay mucha gente que se identifica con las acusaciones de los fiscales contra la presidenta y aún bajo la lluvia acudió al 18 F. Y hay otra porción muy significativa o más que cree en el balance positivo de estos años, lo siente en peligro de desestabilización. Allí se considera más confiables a Cristina y el juez Rafecas que a Mauricio Macri y el fiscal Germán Moldes, quien cerró el paraguas del 18 F. y ahora quiere alegar a favor de Pollicita.

Andrés Larroque recusó a Moldes, considerando que ha prejuzgado en su contra y el gobierno, pues denunció por “malversación de fondos” a la procuradora de Tesoro, Angelina Abbona, por presentarse a la defensa de los funcionarios injustamente acusados.

La opinión del cronista, subjetiva por cierto, es que en esa dura pelea judicial y política, empieza a prevalecer la posición de que las acusaciones de Nisman contra la presidenta fueron completamente infundadas. Por eso cree que, de a poco, el “Partido Judicial” va a ir dando un paso al costado, sin retirarse de las primeras líneas de la oposición. Dejaría un poco más de lugar a las centrales empresarias y patronales del campo, a los políticos de la oposición y Clarín.
Pero ese cambio de roles no es instantáneo ni total. La irrupción de Sandra Arroyo Salgado con una conferencia de prensa y peritos de parte, anunciando varias diferencias con las pericias oficiales que maneja la fiscal Viviana Fein, fue indicativa de que la pelea en Tribunales aún tiene un lugar muy destacado.

De todas sus conclusiones, la única que valdría la pena estudiar más a fondo es que, según la jueza de San Isidro, no hubo rigidez cadavérica sino agonía. Lo hizo para impugnar la autopsia forense y el dato del dedo agarrotado del suicida. El resto de sus críticas, como que el cuerpo había sido movido, no resiste el menor análisis: es obvio que si éste obstruía el ingreso al baño, algún movimiento habrán hecho para ingresar. Sobre la data de la muerte, de 36 horas antes de la autopsia, eso llevaría la hora del deceso al sábado 17 de enero, quizás cuando Diego Lagomarsino aún estaba en el piso 13 de Le Parc. Su abogado Maximiliano Rusconi protestó y con razón contra esa afirmación y su evidente objetivo de traspasar la causa al juzgado federal de Luis Rodríguez.

A las críticas que pueden hacerse a Nisman por su encubrimiento en la causa AMIA, su conexión con la embajada de EE UU e Israel y la SIDE para plantar pruebas falsas contra Irán y la descabellada denuncia contra CFK, se podría agregar otra. Es que si se comprobara el suicidio, como cree el cronista, habría dejado como sospechoso de un crimen, a Lagomarsino, su colaborador, al que pidió prestada el arma. Con amigos como Nisman, ¿quién necesita enemigos?
La jueza de San Isidro hizo una acusación gravísima en la que ha coincidido toda la oposición, desde Macri y Sergio Massa hasta los radicales, el desflecado Unen y el trotskista Altamira. “Fue magnicidio, un crimen de Estado”, dijo la ex esposa sin ninguna prueba. Al cronista no le gustaría tener una causa en su juzgado; la magistrada, tan cercana a la SIDE y a “Jaime” Stiusso, luce como poco equidistante…

¿Toman la posta?

Las dificultades con que empezó a tropezar la oposición desde el fallo de Rafecas del 26 de febrero empiezan a activar a otros actores, que venían acompañando desde una segunda línea. Por ejemplo, no fue casual que los intereses del agro más concentrados, semilleras multinacionales, bancos y fabricantes de maquinaria agrícola, etc., cerraron ayer su exposición de Expoagro con críticas al gobierno. Aseguran que el mal clima económico les provocó un 40 por ciento menos de ventas en maquinaria y tractores.

Se quejan de llenos, porque el enviado de Clarín, Matías Longoni, consignaba: “tampoco hay críticas a las medidas del gobierno, existe un bono por el cual los fabricantes descuentan un 14 por ciento del precio de venta. Y los créditos del Banco Nación a 5 años con un interés del 13 por ciento resultan favorables”.
En convergencia con Expoagro –las casualidades no existen, tratándose de la muestra propiedad de Clarín y La Nación- la Mesa de Enlace sojera decidió un lock out entre el 11 y 13 de marzo. La medida patronal no contó con la participación de la Federación Agraria de Omar Príncipe sino con la Sociedad Rural, CRA y Coninagro, que la lanzaron a pesar que las prioridades del campo eran otras, vistas las inundaciones en Córdoba y Santa Fe.

También ganan en protagonismo referentes de la oposición, sobre todo Macri, que estuvo en Expoagro junto con Carlos Reutemann, su flamante adquisición, haciendo demagogia no barata con los intereses del agrobusiness. Les dijo: “a sembrar todo lo que se pueda, que a partir del 10 de diciembre todo va a ser exportado al mundo sin retenciones”. O sea que la recaudación del Estado por retenciones será eliminada y pasará al patrimonio de los productores, pools de siembra, exportadores y bancos relacionados. ¿Qué pasará con el faltante en el fisco, y cómo atender a la inversión social para los segmentos más pobres? Queda muy clara cuál es la prioridad del macrismo…

El presidenciable del PRO supone un riesgo para muchas conquistas de estos años. Él encabeza algunos sondeos en cuanto a intención de voto y viene sumando aliados más más allá de Luis M. Etchevehere, de la Rural. Los arroyos de gente de centro y derecha que desfiló el 18 F. pueden terminar siendo agua para su molino. Está succionando a Ernesto Sanz, Oscar Aguad y buena parte del radicalismo y se beneficia de la temprana deserción de Hermes Binner y las divisiones de Unen.
Puede ser por esto que la presidenta le tiró algunas pálidas a Macri en la presentación de los nuevos trenes para el ramal Roca, comparando calidad y precio de las unidades chinas 0 km con los vagones españoles de 1980 que el jefe de gobierno adquirió para el Subte.

La pelota queda picando en el campo del oficialismo. ¿Promoverá a un candidato de centro-derecha como Daniel Scioli, amigo de Clarín y Expoagro? ¿O respaldará a Florencio Randazzo, más afín al proyecto kirchnerista, montado en trenes flamantes del Nuevo Ferrocarriles Argentinos, para confrontar con el neoliberal Macri y sus vagones ochentistas?

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