El inmenso placer de comprender
El “click” que se da al comprender algo activa una cascada bioquímica que recompensa al cerebro con una dosis de sustancias naturales similares al opio, dijo Irving Bierdeman de la Universidad de Carolina del Sur.
La “sed de conocimiento” puede tener un efecto similar al opio
La recompensa cerebral que se obtiene al entender un concepto es similar a una dosis de opiáceos naturales.
El “click” que se da al comprender algo activa una cascada bioquímica que recompensa al cerebro con una dosis de sustancias naturales similares al opio, dijo Irving Bierdeman de la Universidad de Carolina del Sur. Presenta su teoría en un artículo invitado en la última edición de la revista American Scientist.
“Cuando intentas comprender un teorema difícil, no te lo pasas bien”, dijo Biederman, profesor de neurociencia del USC College of Letters, Arts and Sciences, “pero una vez que lo coges, te sientes genial”, añadió.
Dijo también que la necesidad cerebral de la dosis motiva a los humanos a maximizar la tasa a la que absorben conocimiento. “Creo que estamos configurados de forma clara como si fuésemos yonkis del conocimiento”.
Biederman sostiene la teoría de que la adicción al conocimiento tiene un gran valor evolutivo porque la selección de la pareja tiene una estrecha correlación con la inteligencia. Explicó además que sólo necesidades más acuciantes, como el hambre, pueden suspender la búsqueda de la sabiduría, añadió.
Según Biederman, el mismo mecanismo está involucrado en la experiencia estética, lo que da una explicación neurológica para el placer derivado del arte.
La teoría está inspirada por un hallazgo que ha sido ignorado los últimos 25 años que dice que los receptores opioides incrementan su densidad al pasar por el campo visual ventral (ventral visual pathway), una parte del cerebro que se encarga del reconocimiento de imágenes y su procesamiento. Los receptores están agolpados en las áreas del campo vinculadas con la comprensión e interpretación de las imágenes, pero son escasas en las áreas del córtex a las que afectan los estímulos visuales-
La teoría sostiene que cuanto mayor es la actividad neuronal en estas áreas ricas en receptores opioidess, más placer se consigue.
En una serie de ensayos con resonancias magnéticas en voluntarios humanos a los que se les mostró una gran variedad de imágenes, el equipo de investigación encontró que las imágenes que les gustaban más provocaban una actividad mayor en las áreas más complejas del campo visual central.
Biederman también vio que un visionado continuo de una imagen atractiva disminuía tanto la tasa de placer como la actividad en las áreas ricas en opioides. En su artículo, explicaesta experiencia con una red neuronal llamada de “aprendizaje competitivo”.
En el aprendizaje competitivo (también conocido como darwinismo neuronal), el primer visionado de una imagen activa muchas neuronas, algunas de ellas de forma acusada y muchas más de una forma más débil. Al repetir la imagen, las conexiones a las neuronas con mucha actividad cogen más fuerza, pero esas neuronas también inhiben la fuerza de sus vecinas más débiles con lo que la actividad neta disminuye. Esta reducción en la actividad, según la investigación de Biederman, es paralela a la disminución del placer que se experimenta al ver una imagen varias veces.
Biederman sostiene que una ventaja del aprendizaje competitivo es que las neuronas inhibidas ahora están libres para codificar otros patrones de estímulos y que esta preferencia por conceptos nuevos también tiene valor evolutivo.
“El sistema está esencialmente diseñado para maximizar la tasa a la que adquieres información nueva pero entendible. Una vez que ya tienes esa información, mejor dedicas tu tiempo a otra cosa”. Añadió que “hay una increíble selectividad que mostramos en tiempo real; sin pensar en ello, escogemos nuevas experiencias que son fácilmente interpretables pero nuevas”.
La teoría, que aun está siendo probada en el sentido de la vista, probablemente se aplique a los demás, comentó Biederman.